Recopilación de 64 epístolas de carácter muy vario, obra aparecida en Madrid, 1627. Un adelanto de este tipo de literatura fue dado en el epistolario intercalado en la novelita del mismo autor Don Diego de noche. Los conceptos, los retruécanos, los juegos de palabras, etc. son idénticos en una y otra obra.
El procedimiento más usado es el de elogiar socarronamente el vicio o defecto que se quiere destacar. En todas las cartas aparece una clara compasión irónica por el fallo o vicio que se critica. He aquí algunos de los destinatarios de sus cartas: Córbulo, arbitrista preso en la cárcel por casado tres veces; Melampo, insigne verdugo que tenía escuela pública de su oficio; Paladio, pobre y desvanecido hidalgo, residente en su aldea, cazador de liebres y lector de libros de caballerías; Menandro, indiano alegre, inclinado a las fiestas de toros y a la facultad poética; un saludador muy dado al vino; Rufino, corcovado; Gerarda, verdulera; Landino, cochero; Lucina, vieja que entró a servir de ama a unos estudiantes en Alcalá, etc.
Algunas figuras encierran un interés extraordinario por tratarse de tipos característicos de su tiempo. Tales: Lupina, dama venal; Celio, escribano y criminal; Lucino, famoso representante (con curiosos consejos sobre la representación); un zapatero poeta; un cirujano; Federico, barbero por oficio, músico por entretenimiento y casamentero por entrambos títulos. Después ‘de la carta XXI, figura una novelita titulada El ladrón convertido a ventero, donde sale una curiosa mujer hombruna, amazona, acompañada de una serie de tipos picarescos: jaques, rufianes, alguaciles, venteros, etc. Dentro de la categoría de Salas Barbadillo (tono menor, influjo quevedesco, gracia sencilla), La Estafeta, dedicada al padre Hortensio Paravicino, es de indudable interés.
A. Zamora Vicente