Ensayo del sabio criollo colombiano publicado por su autor en los números 1.° a 7.° del «Semanario del Nuevo Reyno de Granada» (3, 10, 17, 24 y 31 de enero y 7 de febrero de 1808), y reproducido luego en la edición antológica que de esa revista hizo el coronel Joaquín Acosta.
En este estudio describe Caldas, a grandes trazos, el cuadro geográfico del Nuevo Reino de Granada (hoy República de Colombia), precisando sus límites, sus costas, su sistema montañoso, sus ríos, valles y planicies. Considerando al país como «esquina oceánica», expresa en cifras la extensión del litoral neogranadino en ambos mares y fija, además, su área territorial. Indica luego la altura sobre el nivel del mar, el clima, la flora, la calidad del suelo, las condiciones atmosféricas y los fenómenos meteorológicos de las muy distintas y variadas regiones que integran el territorio colombiano. Entra Caldas, en seguida, a analizar las ventajas implícitas en la posición geográfica del país, en orden a sus relaciones con los demás pueblos del orbe, como también sus vías de comunicación, fluviales y terrestres, en cuanto al tráfico interior.
Da luego el autor una idea sucinta de las riquezas minerales y productos vegetales del Nuevo Reino, de su fauna marítima y terrestre y de las razas humanas que en él viven, agrupadas o diseminadas. En estilo de elegante concisión, que a veces hace vibrar la cuerda lírica, el sabio Caldas describe el maravilloso espectáculo de la erupción de un volcán, la fragorosa majestad de una tempestad en los Andes, y los horrores de un cataclismo en las cercanías de la línea equinoccial. Dotado de un prodigioso don de observación, el científico payanés nos muestra el contraste de la belleza del paisaje nativo y la riqueza de sus recursos naturales, con la miseria y atraso de los habitantes, reclamando la atención hacia sus necesidades, hacia planes de posible realización en todos los órdenes de la vida del país colombiano: cultura, economía, comercio, etc.
En este ensayo de prosa elocuente y de profunda severidad científica, llega Caldas a la conclusión de que, al cabo de trescientos años, ni los gobernantes ni las minorías intelectuales del Nuevo Reino de Granada se han dado cabal cuenta de las ingentes posibilidades naturales, físicas, económicas, sociales, geográficas, históricas y culturales que esta porción del mundo atesora para orientarlas, con exacto sentido realista, hacia el bienestar espiritual y material de sus habitantes y para convertirlas en fecundas realidades y en obras de interés, no sólo regional, sino también de trascendencia continental y universal.
D. Achury Valenzuela