España, Emmanuel Chabrier

Rapsodia para orquesta compuesta en 1882, a la vuelta de un viaje del autor por España, y ejecutada por primera vez al año siguiente, en París, en los Concier­tos Lamoureux (dir. Charles Lamoureux), con éxito notable que ha continuado inal­terado en Francia.

La composición se hizo más popular aún, al ser transcrita al piano por Weldteufel, como una suite de pie­zas independientes. Consta de una exposi­ción de seis temas populares, seguidos por un tema original confiado a los trombones y a la tuba, que sirve de transición, una re­petición caprichosamente desarrollada y un epílogo introducido también por el tema original. Es un fragmento de magistral co­lorido orquestal, rico en expansivo humo­rismo y festiva cordialidad sonora; uno de los más típicos del temperamento del autor.

F. D´Amico

…puede profetizarse, con seguridad casi total, que su nombre no caerá en el olvido y que vivirá en la historia de la música francesa aunque sólo fuese por el chisporro­teo del fuego de alegría de España, que por un momento aclaró el horizonte de nuestra música, a menudo tan gris y ca­rente de gracia. (Dukas)

Es una pintura musical que tiene una extraordinaria intensidad de vida, colo­res deslumbrantes y una sonoridad fastuosa. En la combinación de los seductores rit­mos de sus temas nos parece escuchar las contorsiones de los bailarines españoles arrastrados por un torbellino de frenesí. Extrañas asociaciones de sonidos… superponiéndose a motivos interrumpidos con arte, libres combinaciones de los acordes, ritmos sueltos y precipitados: he ahí lo que advertimos en una obra tan distinta de cualquier otra, francesa o alemana. (Tiersot)

Está considerado, hoy, como uno de los principales representantes del genio fran­cés, cuyas cualidades esenciales refleja su música: el ingenio, la gracia, la esponta­neidad, el gusto del ritmo, con una nota de conmovida ternura. (Combarieu)