Libro sagrado e inspirado, es uno de los últimos de carácter histórico del «Antiguo Testamento» (v. Biblia), atribuido o Esdras (siglo V, a. de C.), sacerdote de la familia de Aarón, o, según otros, a un redactor posterior que debió de servirse de los documentos históricos dejados por el propio Esdras. La lengua es hebrea, exceptuando algunas partes escritas en arameo (IV, 8-18; VII, 12-26). Sigue inmediatamente a los Paralipómenos (v.) y precede al libro de Nehemías (v.).
El texto masorético coloca primero a Esdras, e inmediatamente después, sin intervalo, el libro de Nehemías, considerando los dos libros como un todo único. El libro se inicia con el edicto de Ciro (538 a. de C.), que permite a los hebreos volver a Jerusalén y edificar allí un templo a su Dios. La historia contada comprende sólo episodios sueltos: el primer regreso de los emigrados bajo Zorobabel (538 a. de C.), que probablemente puede identificarse con Sasabasar, llamado príncipe de Judá, a quien Ciro restituye los tesoros del Templo de Jerusalén robados por Nabucodonosor. Los repatriados son en número de 50.000 personas aproximadamente, y el capítulo segundo da la lista de las familias que disfrutaron del permiso de marchar a Jerusalén. El séptimo mes después de su llegada, se construye el altar y sobre él se ofrece el holocausto perpetuo al Señor. Se celebra la fiesta de los Tabernáculos.
El segundo mes del año segundo del regreso («Zie»: abril-mayo 537 a. de C.), Zorobabel y el pontífice Josué ponen los cimientos del Templo en medio de la alegría y los gritos de júbilo del pueblo. Muchos samaritanos que habían unido en Palestina el culto de Jahvé al de sus divinidades, se habían instalado en las regiones abandonadas de Judá después de la caída de Jerusalén en 586, y ahora, conocida la construcción del Templo a Jahvé, piden a Zorobabel que les permita cooperar con él y con los repatriados en esta obra de religión. La negativa de Zorobabel provoca en los samaritanos una oposición tenaz. Con intrigas y denuncias a las autoridades babilónicas consiguen hacer suspender los trabajos de construcción hasta el reinado de Darío I (521-495).
Este monarca toma a pecho el deseo de los israelitas que, alentados por el profeta Ageo y Zacarías, reanudan la construcción del Templo (520), y cinco años después (515) celebran con alegría la dedicación de la Casa de Dios, seguida de la gran solemnidad de la Pascua. En la segunda parte (capítulo VII-X) aparece Esdras, sacerdote y escriba, versado en la ley de Moisés que obtiene autorizaciones y plenos poderes del rey Artajerjes para otra repatriación de judíos. Se trata con mucha probabilidad de Artajerjes II, llamado Memnon (405-362). Esdras llega a Jerusalén, con ofertas y dones, el año séptimo del rey (398). Tenemos, por lo tanto, entre la dedicación del Templo (515) y esta repatriación, que por Nehemías sabemos que fue la tercera, un intervalo de más de un siglo. Los últimos capítulos de Esdras dan la lista de los repatriados con él, hablan de la llegada a Jerusalén, de la aflicción y de las plegarias de Esdras con motivo de matrimonios irregulares, de la repudiación de mujeres extranjeras. A estos capítulos de reformas religiosas deben unirse los capítulos del libro de Nehemías, donde está indicada la organización política y religiosa llevada a cabo por Esdras y Nehemías.
Con la narración del doble regreso de los desterrados, de la reconstrucción y la dedicación del Templo y de parte de las reformas religiosas, el autor se propone ensalzar a la Providencia divina que puso en efecto todo cuanto había sido anunciado por los profetas Isaías y Jeremías. Existen dos libros de Esdras que se consideran ambos apócrifos. Uno, llamado «Tercer libro de Esdras», en la versión de los Setenta, está en primer lugar, escrito en griego, y es una exposición más libre que la contenida en los libros canónicos de Esdras y de Nehemías, este último llamado también «Segundo libro de Esdras». Se hace remontar al siglo I a. de C. Se sirvió de él Flavio Josefo (Ant. XI, 1-5) y fue citado por los Padres. El otro apócrifo, llamado «Cuarto libro de Esdras», escrito también originariamente en griego, ha sido traducido al latín, siriaco, armenio y etiópico. La traducción latina tiene 16 capítulos; el libro originario tenía sólo los capítulos 3 al 14. Los dos primeros y los dos últimos son adiciones de mano cristiana. Es un apocalipsis en siete visiones que en la mayor parte del libro adquieren forma de diálogo entre Esdras, desterrado en Babilonia, y el ángel Uriel. En general, se opina que esta obra fue compuesta por un judío en tiempos de Domiciano y que después fue retocada por mano cristiana.
G. Boson