Colección de cartas de Quinto Aurelio Símmaco (s. IV d. C.) noble romano, «praefectus urbi» en el 384 y cónsul en el 391.
Fueron publicadas postumamente por su hijo Quinto Fabio Memmio Símmaco, probablemente entre el 403 y el 408. Divididas en diez libros, están ordenadas sobre el modelo del epistolario de Plinio: así los primeros nueve libros contienen correspondencia privada y el décimo cartas oficiales al emperador. Las cartas de los primeros siete libros fueron sin duda publicadas separadamente y están recogidas con cuidado particular; la correspondencia privada está constituida por cartas breves y amaneradas, que revelan una constante preocupación formal, a expensas de la profundidad de pensamiento y de sentimiento.
Encontramos entre ellas descripciones de viajes y enfermedades del autor, de sus parientes o de sus amigos, o de sus estancias en el campo; pero por lo común, se trata de cartas de recomendación, felicitación o saludo, sin referencias a la vida y hechos de su tiempo, en los que sin embargo Símmaco participó activamente. Rara excepción constituye la carta que describe la carestía en Roma y los motines populares que la siguieron. Las más importantes por su contenido, son las cartas del libro X, dirigidas por Símmaco al emperador Valentiniano II en los años 384-85, en su calidad de «praefectus urbi». Notable entre las demás, es la escrita en defensa del paganismo, cuando en 384 los senadores intentaron obtener del emperador la revocación del decreto de Graciano (382) contra el culto pagano: el mismo San Ambrosio intervino en esta lucha, en la cual, por obra de Símmaco, oímos, por última vez en la historia de Roma, la expresión de una cálida y afectuosa defensa de las instituciones, el culto y las tradiciones antiguas, de las que él era férvido admirador y defensor.
Merecidamente es ésta la más famosa de las cartas del epistolario de Símmaco; en las demás, a la falta absoluta de sentimiento corresponde una forma estudiada y medida, un estilo rico en cláusulas métricas, ornado de flores retóricas de toda especie, modelado a ejemplo de los clásicos, pero en conjunto decadente y pesado. Las Epístolas de Símmaco fueron muy admiradas e imitadas en su época y en las sucesivas. Macrobio las cita junto con las Epístolas (v.) de Plinio el Joven; Sidonio Apolinar y Ennodio, las recuerdan con admiración.
C. Schick