Carta atribuida al hermano de Santiago, escrita, en lugar ignorado, el año 64 d. de C. Forma parte de las siete Epístolas católicas que siguen a las Epístolas de San Pablo en el «Nuevo Testamento» (v. Biblia). Judas Tadeo o Lebeo, apóstol, la escribió a las iglesias del Asia Menor, en un solo capítulo con 25 versículos. El prólogo (I, 1-4) contiene la dirección, los saludos y la finalidad de la carta.
La parte única (1, 5-22) refuta a los falsos doctores, de los que se encuentra ejemplo en el «Antiguo Testamento»; muestra su orgullo, sus perversas costumbres, el castigo que les espera. Exhorta después a mantenerse firmes en la doctrina de los apóstoles e indica la conducta a seguir con los partidarios de los falsos doctores. Orígenes dice que «Judas escribió una carta que contenía en pocos renglones discursos llenos de fuerza y de gracia celestial». Su estilo es elevado, vivo, impetuoso, lleno de ferviente imaginación.
Los críticos notan la profunda relación entre esta epístola y la segunda de San Pedro, a la cual se la compara no sólo por su idéntica doctrina, sino también por el mismo fervor. Termina con una alabanza a Jesús. Objeto de controversia acerca de su autenticidad durante los primeros siglos, la Epístola adquirió con los concilios de Hipona (393) y de Cartago (397) el mismo valor que las restantes del Nuevo Testamento.
G. Boson