[Henri III et sa cour]. Drama en prosa representado en la Comédie Française el 11 de febrero de 1829. En sus rápidas escenas, ricas de sabrosos detalles y de coloridas citas históricas, la obra evoca con rápida eficacia el pintoresco ambiente de la corte de Enrique III, abriendo agudas perspectivas sobre la difícil política del rey, en el juego de tenebrosas intrigas que le oponen a su madre Catalina de Médicis y al partido de los Guisa, capitaneado por el ambicioso y poderosísimo duque Enrique.
Las escenas y episodios se enlazan con una novelesca y sencillísima aventura: la duquesa de Guisa ama al conde de Saint-Mégrin, favorito del rey. El duque descubre la intriga y, después de haber obligado a su mujer a dar una cita al de Saint-Mégrin, le hace matar por sus sicarios, disfrutando con terrible crueldad de la desesperación de su mujer, quien está al corriente de su proyecto y no puede hacer nada para evitarlo; y que es más, se ve obligada a disimular, en sociedad, su íntimo dolor, para sofocar el escándalo. El drama reveló por primera vez la excepcional maestría de quien había de imponerse como triunfador del nuevo teatro francés durante más de un cuarto de siglo, pero su importancia se debe sobre todo a la época en que fue escrito.
A dos años de distancia del Cromwell (v.) de Hugo con su famoso Prefacio (v.) y un año antes del Hemani (v.), Dumas, inspirándose en viejas crónicas y en memorias históricas de dudosa veracidad (sobre todo en Anquetil) pero que él aprovechaba con aquel sentido suyo de lo novelesco que con justicia se ha hecho proverbial, dio con habilidad impresionante a la escena francesa ese «drama histórico» nutrido de violentas pasiones y entretejido de «color local» que era deseado y preconizado por todos los innovadores. No sólo eso, sino que se demostró capaz, en virtud de un instinto teatral segurísimo y de una animosa rapidez de expresión favorecida por su fácil estilo de prosista, de obtener del gran público el éxito que en cambio fue negado al jefe de la escuela del teatro romántico, el poeta Víctor Hugo. M. Bofantini