Obra del escritor español formada por cinco ensayos de los cuales los cuatro primeros fueron publicados en «España moderna» (1895). El volumen apareció en 1916. Esta obra, que es un profundo examen de la conciencia española, está concebida bajo el influjo de aquella atmósfera crítica que caracterizó la generación de Unamuno, llamada del «98». El primer ensayo «La tradición eterna», contra los fautores del «casticismo», esto es, del purismo nacional en sus diversos aspectos, exalta los valores puramente humanos y universales en los que lo accidental, lo pasajero, lo temporal, se subliman y se purifican destruyéndose: «sólo lo humano es verdaderamente tradicional».
El segundo, «La casta histórica Castilla», esboza el proceso histórico de unificación nacional operado por Castilla, la cual, superando los diversos regionalismos, forjó la unidad nacional dando tono y espíritu a España. Este espíritu (III. «El espíritu castellano») no alcanza sin embargo a la íntima armonía de lo ideal y de lo real, a su oculta identidad: dualista y polarizador en todas las manifestaciones del arte y del pensamiento, aquél tiende siempre a mezclar los extremos, realidad e idealidad, cielo y tierra, absoluto y relativo: Don Quijote (v.) y Sancho Panza (v.). Estos extremos se tocan en el misticismo (IV. «De mística y humanismo») fundiéndose en un idealismo realista que es idealización de la realidad. Por lo tanto, el misticismo es connatural espíritu español y su más alto representante es San Juan de la Cruz. Pero los enemigos de este misticismo son el quietismo egoísta y, el «alumbrismo» sensual.
De estos enemigos siempre en acecho fue salvado el espíritu español por el humanismo, que templa el excesivo individualismo con el sentido de la humanidad y de la naturaleza. España fue grande cuando se abrió a los cuatro vientos y se esparció por el mundo. Pero en el momento de llegar a su máxima amplitud, las condiciones históricas de su misión la obligaron a cerrar las puertas: Contrarreforma y Santo Oficio substituyeron el impulso creador y universal, e iniciaron la decadencia. La España moderna (V. «Sobre el marasmo actual de España») lleva en sí la herencia de su pasado: el atomismo individualista no compensado por el impulso creador persiste en el aislamiento, en la tendencia disociadora, el espíritu inquisitorial se traduce en ideofobia, en atonía social. ¿Ha muerto todo en el cuerpo de España? No. El porvenir se ha encerrado en el pueblo, que surgirá poderoso cuando lo despierten los vientos del ambiente europeo. Esta obra, nacida de la experiencia directa de la crisis histórica, que condujo a la liquidación de los últimos vestigios del dominio colonial español, cierra una larga serie de investigaciones y de estudios sobre la decadencia nacional. Por su claridad, profundidad de examen y articulación lógica, queda como una de las obras más vivas de Unamuno.
C. Capasso
Aquel Unamuno fuerte, nuevo, original, de En torno al casticismo, lo es no porque piense cosas nuevas (así no lo es nadie), sino porque las piensa con toda el alma y todo el cuerpo y su originalidad consiste en la manera de decirlas. («Clarín»)