El Zapatero y el Rey, José Zorrilla

Drama ro­mántico en cuatro actos de José Zorrilla (1817-1893), publicado en 1841 y basado en un episodio de la guerra entre Pedro I el Cruel y Enrique de Trastamara. El prota­gonista es el capitán Blas Pérez, hijo de un zapatero y al servicio del rey don Pedro, a quien debe cuanto tiene, incluso su ca­rrera militar.

Su lucha entre esta deuda de gratitud y el amor de doña Inés es el meollo de la obra. En una quinta cerca de Sevilla, corte del rey, vive un labriego acomodado, Juan Pascual, con su hija doña Inés. Juan Pascual es un nombre supuesto que usa don Guillén de Castro, quien sufrió una afrenta de don Pedro y desea vengarse. Se confa­bula con don Enrique de Trastamara para destronar al rey, y como garantía de que no será traicionado a su vez por don En­rique, le promete revelarle el paradero de una hija suya que todos creen desaparecida y que, al final de la obra, resulta ser doña Inés. Aquella misma noche, a poco de irse don Enrique, llega a la finca un caballero que se ha extraviado cazando. En su con­versación con Juan Pascual, este último cri­tica duramente el gobierno del rey. El ca­ballero, que es el propio don Pedro, le pro­pone que vaya a Sevilla y haga las veces de rey, ya que tan arrogante se muestra en sus censuras. La nueva situación de don Guillén apresura los planes de los confabu­lados y estalla un motín en la plaza de Sevilla. El capitán guarda como rehén a doña Inés, de quien está enamorado.

Don Pedro queda reducido a Montiel con el ca­pitán y Méndez Rodríguez de Sanabria, siendo cercados por las tropas de Beltrán Dugesclin, al servicio de don Enrique. Don Pedro consulta un horóscopo que le vati­cina un final desgraciado. Don Guillén acude desde el campo contrario para negociar el rescate de doña Inés, que sigue prisionera del capitán, pero éste no acepta su pro­puesta y le encarcela también. Don Pedro manda a Méndez de Sanabria a parlamentar con don Beltrán a fin de negociar su propia fuga. Don Beltrán aprovecha la oportunidad para tender una trampa a don Pedro y co­locarle en manos de don Enrique, que mata a don Pedro con la ayuda de don Beltrán: «Ni quito ni pongo rey, pero ayudo a mi señor». Después, don Enrique es proclamado rey por sus soldados. El capitán, que teme por su señor, va al encuentro de don Enri­que y le muestra el pergamino que contiene los datos que hacen posible identificar a su hija desaparecida y que estaba en manos de don Guillén. El capitán se lo ofrece a cambio de la vida de don Pedro, pero don Enrique sólo le puede mostrar su cadáver. A una señal del capitán, los últimos solda­dos de don Pedro matan a doña Inés a la vista de su padre.

R. Jordana