[Der Siebzigste Gebunrtstag]. Es el primero de los famosos idilios publicados en 1781 por Johann Heinrich Voss (1751-1826), jefe de la conocida Liga poética de Gotinga («Góttinger Haindunb»), gran admirador de Klopstock, traductor de Homero y reintroductor del hexámetro rigurosamente clásico en alemania.
Como Luisa (v.), el más amplio y célebre de sus idilios, también éste tuvo un gran éxito y mereció la admiración de Schiller y de Goethe, que se inspiró tanto en éste como en el otro para la composición de su Hermúnn y Dorothea (v.). Aún hoy admiramos en él la cuidadosa miniatura del pequeño mundo burgués y provinciano, con sus costumbres sencillas y sus caracteres honrados. Es un cuadrito de género: el anciano organista, sacristán y maestro Thamm celebra su septuagésimo cumpleaños en la escuela de la aldea de Stolp, en Pomerania, entre los campesinos del lugar, a los que él mismo dio el agua del bautismo y enseñó más tarde a leer y escribir. Después de la fiesta íntima y cordial, el anciano se adormece sobre el libro de los sermones mientras su esposa, mujer de antiguo cuño, trajina con gran energía para preparar el recibimiento de su hijo Zacarías que, tras superar graves dificultades en sus estudios, llegó a ser finalmente pastor de una cercana aldea, casándose con la hija de su predecesor, y que ahora precisamente va a venir con ella a visitar a sus padres.
Éstos, que todavía no la conocen, ya han brindado por el futuro nieto. Y mientras fuera arrecia la ventisca del invierno nórdico, en el caliente y confortable hogar la madre, con dos fieles criados, prepara cariñosamente la cena y el café para los hijos que van a llegar. Por fin el trineo se detiene delante de la casa, la madre abraza a su hijo y su nuera, una buena muchacha, sana de alma y cuerpo, que con un beso despierta al anciano de su sueño, durante el cual «Dios bendice a sus predilectos». El idilio, lleno de amabilidad y poesía, está compuesto en hexámetros impecables, mucho más clásicos que los cantables y más alemanes de Klopstock, ídolo de Voss.
C. Baseggio – E. Rosenfeld