Quinn Blackwood, un joven convertido en vampiro, pide la ayuda de Lestat para librarse del control a que le somete Goblin, su doppelgänger, quien se ha convertido en una amenaza. Lestat pide a Quinn que le cuente su vida.

Anne Rice continúa escribiendo la misma novela una y otra vez en apariencia sin cansarse, quizá incluso ni se da cuenta de que lo hace.

En esta novela encontramos de nuevo la misma historia, en primera persona, de un vampiro a su pesar con un pasado más o menos escabroso, innecesarias escenas de sexo, absurdos dramas familiares mil veces utilizados, fantasmas, o las brujas Mayfair, dentro de un clima barroco y exagerado que acaba resultando agotador y, lo peor, aburrido.

Con todo ello consigue una mezcla difícil de soportar que no aporta nada a la saga vampírica ni a la novela de género.

Quizá Rice deba abandonar su obsesión con la muerte, el sexo, la religión y todos sus temas habituales y escribir algo diferente, algo que sea más que copiar los argumentos y esquemas de cada una de sus anteriores novelas.

Después de “Entrevista con el vampiro”, única novela interesante de la saga y de “La hora de las brujas”, igualmente la única presentable de la familia Mayfair, hubiera hecho bien dejando ahí a sus personajes en lugar de explotar más allá de lo digno sus éxitos de ventas.

Quizá es el momento de que Anne Rice se arriesgue y evolucione.