Drama en tres actos
Cipriano, joven estudioso de Antioquía, leyendo un pasaje de Plinio el Viejo, está a punto de intuir el Dios cristiano. El diablo, en forma de extranjero extraviado, intenta ofuscar la fe que se abre paso en la mente de Cipriano; dado que sus consejos no logran el efecto deseado, intenta perderlo poniéndose en contacto con la turbadora belleza de Justina.
Dos jóvenes antioqueños se disputan el amor de Justina, joven y esquiva cristiana, y Cipriano, para impedir que su rivalidad pueda tener efectos funestos, se ofrece a hacer de mediador cerca de la muchacha. La belleza de ésta produce una rápida transformación en el joven estudiante, quien en lugar de defender la causa de sus amigos, balbucea una confusa declaración de amor. Justina le rechaza como ha rechazado a los otros, lo que motiva que Cipriano comience el cortejo de Justina, hasta que dándose cuenta de lo vano de su intento acepta el pacto que le propone el diablo.
La magia le procurará la posesión de Justina, y si firma un documento con su propia sangre entregando su alma, el demonio le iniciará en todas las artes mágicas en el plazo de un año. Cipriano acepta cegado por la pasión; Justina, en cambio, se mantiene inquebrantable ante el coro de voces lascivas de que la rodea el demonio. El diablo, entonces, vencido por la fe de la joven, engaña a Cipriano presentándole una máscara infernal con los rasgos de Justina, que se convierte en esqueleto cuando el joven intenta besarla.
La desilusión y la declaración del demonio sobre la existencia de un ser más poderoso que él vuelve súbitamente a Cipriano a la intuición que tuvo al leer el pasaje de Plinio. Después de haber intentado en vano romper el pacto, Cipriano recorre las calles de Antioquía gritando la verdad que ha descubierto y, detenido como cristiano, sufre el martirio juntamente con Justina.
El diablo, que aparece montado en un dragón en el escenario del suplicio, revela a la multitud que los dos mártires han subido al cielo, pues la bondad divina ha anulado el pacto infernal de Cipriano.