El Hombre de la Oreja Cortada, Edmond About

[L’Homme á Voreille cassée]. Novela de Edmond About (1828-1885). Se podría hacer el resumen de cada capítulo de esta obra explicando como un coronel del Imperio, de veinticuatro años de edad, condenado a muerte por los prusianos en 1813, fue dise­cado por un profesor de Dantzig que reali­zaba investigaciones sobre la resurrección de los seres humanos… Como esta momia pasa de la colección de M. de Humboldt a las manos de un joven ingeniero francés, que regresa de Rusia, a donde marchó en busca de fortuna para conseguir la mano de su prometida… Como el coronel «muer­to» en 1813 a la edad de veinticuatro años, resucita en 1850, con la apariencia de un hombre de aquella edad, y de los «quid pro quos» que de estas extrañas circuns­tancias se derivan… y se podría seguir resu­miendo así y cansando al lector hasta el agotamiento.

Pero la pluma paciente, y muy posiblemente irónica, de Edmond About ha hecho de esta historia de episodios rocambolescos, una narración para dormir desde el principio, ciertamente, pero para dormir bajo la benévola lámpara de las veladas del Segundo Imperio, entre un «whist» y un «faraón». La atmósfera burguesa de una época reposada presta un aspecto solemne y un tanto pedante a la historia tumultuosa de este «resucitado» que evoca, en contra­punto, el fracaso de las campañas napoleó­nicas, en un lenguaje florido y enfático. About, en verdad, da a veces la impresión de parodiarse a sí mismo. Después de mil aventuras, el «resucitado», buscando a la hija que tuvo en 1813, que «tiene actualmente cuarenta y seis años y podría a su vez ser mi madre» se lamenta, descubre en la sensible Clementina que no es su hija, sino su nieta, ya que después de todo él nació en el año 1789 y lógica y legalmente tiene a la sazón setenta años, a pesar de su sueño de cuarenta y seis.

Para colmo de desgra­cias, el ministro le niega el grado de gene­ral, siempre a causa de su estado civil. Verdaderamente son demasiadas emociones: casa a Clementina a su agrado, la dota rica­mente y muere en su lecho, quizá, habiéndose suicidado. «Resucitado el 17 de agosto, muere el 17 del mes siguiente, sin remedio. Su segunda vida había durado menos de treinta y un días. Pero empleó bien su tiem­po; es preciso hacerle justicia». Es preciso, asimismo, reconocer que Edmond About tra­zó bien, en su género y según su .talento, esta historia de «época», pero que se pro­longa más allá de la época y que dista de ser un almacén de antigüedades.