[Il divorzio]. Comedia compuesta al mismo tiempo que la Tetralogía Política (v.) y que la Ventanilla (v.) y publicada postuma en 1804, se ocupa, a diferencia de las demás comedias de Alfieri, de la vida de su época, y recuerda, por el asunto, a más de una comedia de Goldoni y al Día (v.) [Giomo] de Parini. Pero, no menos que la benevolencia goldoniana, Alfieri ignora la risa de Parini; más que cómica, su representación es violentamente satírica y se resuelve en una invectiva contra las costumbres de los italianos: «Espectadores, mirad a vuestro alrededor / Al autor, a los actores, a Italia y a vosotros mismos /. Éste es el aplauso que merecen vuestras costumbres».
El argumento de la comedia lo constituyen las peripecias matrimoniales de la joven Lucrezia Cherdalosi, que termina por aburrir con sus coqueterías y sus ínfulas al excelente joven enamorado de ella, Próspero Benintendi, y se casa en cambio con Fabrizio Stomaconi, atraída por sus riquezas y por la libertad que le concede el ridículo contrato matrimonial en que el novio ha consentido. Dignos padres de la muchacha son la señora Annetta, verdadera déspota de la casa, maestra en malas artes de su propia hija, a la cual por fin engaña ella misma, quitándole a su admirador y el señor Agustino, que no carece de buenas intenciones, a veces reacio a las enormidades de la mujer y de la hija, pero amante sobre todo del dinero y dispuesto, por el dinero, a consentir en las indignas bodas de su Lucrezia.
Alrededor de ellos se mueven, intrigantes e incansables los admiradores, como el conde Ciuffini, verdadero dueño de casa de los Cherdalosi, que tras haber estado cortejando a la madre, se convierte luego, con gran enojo de ésta, en admirador de la hija; el caballero Piantaguai, segundo cortejador que también se pasará a la «corte de la joven»; don Tramezzino, sacerdote, «factótum» despreciado e indispensable; pequeño mundo de la Italia del Setecientos, que Alfieri retrata con acento sarcástico. El mismo título tiene valor epigramático, porque el matrimonio de Lucrezia y Fabrizio no es tal unión de dos seres sino un verdadero divorcio, una negación del matrimonio verdadero. Por ello puede preguntarse el autor: «¿…qué tiene de particular que en Italia el divorcio no se adopte / si el matrimonio italiano es un divorcio?»
M. Fubini
El Divorcio es una sátira bastante bien urdida sobre el matrimonio en Italia. (Foscolo)