[Der Graf von Habsburg]. Balada de Christoph Friedrich Schiller (1759-1805), compuesta en 1803. Comprende 12 estrofas de 10 versos cada una, en cuyo ritmo se alternan yambos y anapestos. La balada, que toma su argumento de una crónica suiza medieval, exalta la modestia del nuevo rey de Germania, Rodolfo de Habsburgo (1237-1291), restaurador del derecho y de la autoridad real, en una Germania lacerada por el triste ventenio del interregno. En el banquete de la coronación, un cantor, invitado a alegrar a los comensales con el dulce son de su arpa, narra un conmovedor episodio ocurrido pocos años antes a un sacerdote.
Llevando el viático a un moribundo, llegó a la orilla de un arroyo que no sabía cómo pasar, cuando apareció un caballero que, sin dudar un momento, ofreció su corcel al siervo de Dios. Cumplida su triste misión, el sacerdote fue al castillo del caballero para restituirle el animal, pero éste se negó a recibir el caballo que había llevado en su lomo al Creador y lo regaló al sacerdote. Al finalizar el melódico canto, el rey ya no podía esconder su profunda emoción y algunas lágrimas surcaron su faz bronceada: observando mejor al viejo cantor de los cabellos de plata, el rey reconoció en él al sacerdote a quien pocos años antes había regalado su caballo. Y mientras el soberano llora, escondiendo su rostro en los pliegues purpúreos del manto, el pueblo ve en la elección de Rodolfo un acto de la voluntad divina. Pero el rey, al mismo tiempo, amonestó al poeta; no olvides venerar al Creador, respetar al sacerdote y escuchar al cantor: aun en el poder, la. primera virtud es la humildad.
O. Lennovari