Narración de Andrea Karkavitsas (1866-1923), la más extensa, (193 páginas) de un volumen de narraciones a las que da nombre, publicado en 1904. Desde el punto de vista artístico, no es la obra más feliz de Karkavitsas, pero es significativa por la tesis nacionalista que sustenta, bajo el velo transparente de la alegoría. Es la historia simbólica del pueblo griego. Una familia cuyos miembros llevan nombres significativos, conquistó en tiempos antiguos una gloria inmortal. Ahora esa familia se levanta poco a poco. Uno de los hijos consigue estudiar la vida de sus ilustres antepasados para indagar en ellos el camino a seguir. Otro, que no es literato, sino hombre de acción, salva el porvenir de la familia. Se casa con Elpida (Esperanza) que simboliza el grequismo nuevo, en tanto su hermano, el soñador, perece aplastado bajo el peso de los libros y de los monumentos antiguos que ha desenterrado. La alegoría perjudica a la vitalidad de la obra. El símbolo se sobrepone a los personajes reales y les sofoca. La misma tesis, si puede aparecer como una justa reacción contra la arqueo- latría, especialmente en la cuestión de la lengua, aparece injusta en lo referente al patrimonio ideal de la civilización antigua, que sólo la mezquindad y la pedantería de los intérpretes han querido elevar a norma y a límite del impulso vital.
B. Laragnini