Tragedia latina publicada en Venecia en 1636 y una de sus más importantes obras, por su preocupación por la veracidad histórica y por su forma clásica. Los protagonistas son Ecerino (Ezzelino) y su hermano Alberico; a sus crueldades sucede la reivindicación de la libertad por parte de los súbditos y la ruina de la infame familia Da Romano. Los hechos van desde 1194 a 1260, y por esto la obra trata de un tema casi contemporáneo, de los apasionamientos de partido y la nueva vida comunal de Padua. Entre los personajes están, además de los dos tiranos, Adelaida, su madre, fray Lucas, un mensajero, y, según los cánones de la tragedia clásica, el Coro (el pueblo de Padua); tienen menor importancia Ziramón y Ansedisio, hermano natural y sobrino de Ecerino respectivamente, que son condenados a muerte.
Es famosa, al principio de la tragedia, la confesión de Adelaida, por la que se ve que Lucifer es el misterioso padre de sus dos hijos. Con infernal alegría Ecerino está orgulloso de tal paternidad, y postrado en el suelo, invoca a su progenitor y a las furias diabólicas. Las atrocidades cometidas (de las cuales se hace eco el Coro) dan indudable testimonio de su origen. Pero el dominio sobre Verona, Vicenza y Padua no da tregua a su ambición desmesurada; para mejor aplastar a los súbditos, divididos por odios de partido, los hermanos se fingen enemigos durante largo tiempo. La palabra de un religioso, el humilde hermano Luca, profetiza la venganza de Dios. Un mensajero trae la noticia de la rebelión de Padua que en vano Ecerino intenta recuperar.
Los aliados hacen prisionero al tirano en el Adda; el pueblo satisface con sus propias manos su sed de venganza contra la casa, y el suceso es contado por el mensajero con gran crudeza de detalles. El latín fácil y elegante, la acción basada sobre exactas noticias históricas, la amplitud de construcción, incluso demasiado parecida a la de Séneca, son notas distintivas de esta tragedia entre las demás producciones contemporáneas. Las mismas actitudes que la leyenda popular atribuye al tirano, están contenidas en una sólida y digna acción, que pretende describir en torno al oscuro carácter de Ecerino una atmósfera de dolor y de horror digna de sus diabólicos orígenes y de su horrible fama. La obra es importante como eslabón entre la tradición clásica y el humanismo. En 1900 Luigi Padrin preparó una edición de la obra, acompañada del comentario de Guizzardo y Castellano y seguida de un estudio de Carducci.
C. Cordié
Bajo aquel latín áspero y duro palpita el alma de la Edad Media.(De Sanctis)