Cuento en verso ,que pertenece, se puede decir, a la adolescencia del poeta, pues lo escribió en 1829. Fue publicado en el mismo año (con fecha 1830) en los Cuentos de España y de Italia (v.). Don Páez, caballero y hombre de armas español, ama a una joven condesa española de incomparable hermosura. Después de transcurrir, como de costumbre, una noche de amor con ella, alcanza a sus compañeros en un castillo, donde, entre los humos del vino, cada uno de ellos ensalza el encanto particular de la mujer que le concede sus favores, sin callar el nombre; inesperadamente uno de ellos, casi un jovencito, pronuncia el de la mujer amada por don Páez.
Éste al principio le trata de embustero, pero, cuando el joven jura que lo que ha afirmado corresponde por completo a la verdad, le invita a batirse con él: el que sobreviva — es ésta la solemne promesa que se hacen recíprocamente — matará a la mañana siguiente a la mujer infiel. Don Páez gana y va a ver a una bruja, quien le da un bebedizo que embriaga al que lo toma y le produce una muerte lenta, pero segura. El caballero, después de beberlo, va al encuentro de su amada y, tras de echarle en cara su infidelidad, se junta a ella en un largo y voluptuoso abrazo; al final la apuñala, esperando junto a ella la muerte. Nada falta del consabido )’ truculento repertorio romántico; sin embargo, este ingenuo cuento tiene cierto equilibrio. Notables son los pocos versos donde se dibuja una impresión de Madrid al claro de luna, en los que se advierte como un vislumbre y el estremecimiento de la poesía mussetiana posterior.
F. Ampola