Son diecisiete composiciones para varios conjuntos de instrumentos, que Wolfgang Amadeus Mozart (1756-1791) escribió en diversas ocasiones, determinadas, generalmente, por su cargo de compositor cortesano.
El género «Divertimento» se confunde a menudo con el de «Cassazione», «Notturna», «Serenata» e, incluso, con el «Concierto». «Divertimento o Concierto» tituló en efecto Mozart la primera composición de la serie (K. V. 113) —para dos violines, viola, dos clarinetes, dos trompas y contrabajo —, escrita en Milán en 1771, lo que demuestra que al público italiano le pareció este género una continuación del «Concierto» instrumental cultivado por los antiguos maestros. En el «Divertimento en re» (K. V. 131), compuesto en Salzburgo en 1772, la formación instrumental (dos violines, flauta, oboe, fagot, cuatro trompas y contrabajo) corresponde a los recursos de la ciudad, que disponía de buenos trompas y carecía, en cambio, de clarinetistas.
De los seis tiempos que constituyen la obra, dos son minuetos, y cada uno de ellos va seguido, según el uso alemán, de tríos repartidos entre diversos grupos de instrumentos. Agradable y variado en la factura y en la instrumentación, este «Divertimento en re», es aventajado no obstante, en valor musical intrínseco, por el «Divertimento en si bemol» (K. V. 186) y por el «Divertimento en mi bemol» (K. V. 166), compuestos entre 1772 y 1773 también en Milán; en éstos, aunque menos que en las demás composiciones escritas durante su estancia en Italia, refleja Mozart el gusto y las maneras de los italianos, lo que puede atribuirse al hecho de que el joven maestro de practicar este género genuinamente alemán, había asimilado totalmente el gusto de sus compatriotas.
Durante su breve estancia en Viena, en 1773, nació el «Divertimento en re» (K. V. 205), para violín, viola, dos trompas, fagot y contrabajo; su forma es la de la «serenata» vienesa y los cuatro movimientos están estructurados sobre el esquema de la sinfonía clásica, al que se añade un segundo minueto. Sigue el «Divertimento en do» (K. V. 187), para dos flautas, cinco trompetas y cuatro timbales — marchas, minuetos, contradanzas—, destinadas a ejecutarse posiblemente, en las recepciones, para saludar la entrada de los huéspedes o para anunciar solemnemente, durante la comida, la llegada de los diversos platos.
Se trataría en este caso de «música de mesa», calificativo que se dio explícitamente al título de los «Divertimentos» siguientes (K. V. 213, 240, 252, 253, 270, 289), compuestos por Mozart entre el 1775 y su partida de Salzburgo en 1777, para alegrar las comidas del príncipe arzobispo en su castillo de Mirabello. Aunque de fácil concepción y de modesta factura, estos «Divertimentos» poseen la milagrosa frescura que eleva el estilo de Mozart por encima del de todos sus contemporáneos, no obstante la identidad de lenguaje y de elementos constructivos. Tratados según la forma de la «Cassazione», de la que Michael Haydn (1737-1797) había dado ejemplos preclaros, estas composiciones están formadas por una serie de piezas subdivididas por breves intervalos.
El conjunto instrumental lo constituyen dos oboes, dos trompas y dos fagots, cuyas diferentes voces se contraponen con cuidado y feliz intuición, especialmente en el «Divertimento en si bemol», segundo de la serie, obra de formas purísimas, en la– que la exquisita invención melódica, está reavivada por característicos ritmos de danza. Siguen dos verdaderas obras maestras: el «Divertimento en fa» (K. V. 247) de 1776, y el «Divertimento en si bemol» (K. V. 287), de 1777, compuestos para la condesa Lodron, y escritos para dos violines, viola, dos trompas y contrabajo; la parte de las trompas, poco desarrollada, no tiene más cometido que añadir algún toque de color al cuarteto de arcos. El primero, sin duda el más perfecto, es ejemplo típico de la manera de Mozart de 1776, cuya peculiaridad es la expresividad íntima y ferviente de la pura línea melódica.
Más vasto es el mundo poético del «Divertimento en si bemol», por la gracia del primer «Minueto», por el profundo lirismo del «Adagio», por la elocuencia dramática del extraño «recitado» que sirve de preludio al «Final», grandiosa construcción de ritmos alegres e impetuosos. Carácter del todo nuevo presenta, a su vez, el «Divertimento en re» (K. V. 251), para dos violines, viola, bajo, oboe y dos trompas, de 1776, dedicado a su hermana Mariana en su cumpleaños; obra llena de vivacidad y ligereza, realizada al gusto francés, sus elementos melódicos, de gracia un poco sensual, brotan uno del otro con profunda intuición. En el estío de 1777, Mozart escribió todavía el «Divertimento en do» (K. V. 188) para dos flautas, cinco trompetas y cuatro timbales, combinación ya adoptada para el otro «Divertimento en do» (K. V. 187).
También aquí se trata de una serie de «entradas» destinada a servir de acompañamiento a los convites áulicos de la corte salzburguesa. Pero, a pesar de las intenciones igualmente modestas, esta obra es muy superior a la anterior por la elegancia de la forma y por el espíritu poético que demuestra la plena madurez a que había llegado el artista. La última composición de este género, el «Divertimento en re» (K. V. 334), es de 1779. Escrito para cuarteto de cuerda y dos trompas, revela profundidad de sentimientos, tanto en el «Andante variato», de dramático estilo — no ajeno a la influencia de Gluck — y en los dos «minuetos» a la francesa, como en el «solo» de violín del «Adagio» y en el festivo y brillante «Final».
M. Bruni