[Journal d’un poete]. Título dado a las notas íntimas de Alfred de Vigny (1797-1863) por Louis Ratisbonne, su albacea testamentario, que las publicó fragmentariamente en 1867. Otros fragmentos aparecieron a continuación: una edición, completa hasta allá donde es posible, ha sido iniciada, bajo el cuidado de Fernand Baldensperger, por el editor Leonard (1932). Son confesiones, reflexiones críticas, literarias, esbozos de composiciones, trozos de memorias continuadas. Vigny, a pesar de su natural reserva, aquí se entrega y se explica a sí mismo y su obra.
Puede recordar al Zibaldone (v.) de Leopardi, también por la afinidad de ambos espíritus, que veían a la humanidad prisionera sobre la tierra, ignorando la razón de la condena, el destino que seguirá a la liberación y que aconsejaron una resignación estoica, una generosa solidaridad humana, único consuelo para la miseria del hombre, que la naturaleza soberbiamente bella no conoce o de la que no se cuida. Característico del francés, es el profundo y un tanto ingenuo orgullo de noble, de soldado, orgullo que le llevó a dos grandes desilusiones, que hubieron de inspirar el Cinq-Mars (v.) y Servidumbre y grandeza de las armas (v.); pero siempre le salvó el sentido religioso del honor, la «poesía del deber».
Si no llegó a un concepto plenamente democrático, se curó con los años del riguroso legitimismo, del absoluto ideal aristocrático de la juventud. En cuanto a la otra desilusión, a la necesaria infelicidad del poeta entre los hombres (v. Stello), es la opuesta a la alegría que le proporciona la propia poesía, es la pasión del pensamiento, además de las desilusiones consuetudinarias que nunca le faltan al artista solitario. Entre las bellísimas páginas, se halla la conocida sólo desde hace pocos años, sobre su disgusto de la vida, disgusto que consiste sobre todo en «el horror a su fealdad».
V. Lugli