Desengaño del Hombre en el Tribunal de la Fortuna y Casa de Descontentos, Juan Martínez de Cuéllar

Relato alegórico publica­do por Juan Martínez de Cuéllar el año 1663. Apenas se tienen noticias de su autor, y por las aprobaciones del libro y una carta que le precede de un su primo de los mismos nombre y apellidos se puede afirmar que el libro es obra de juventud. Su último editor, don Luis Astrana Marín, conjetura que debió nacer hacia 1640. Por la vinculación de su apellido a oficios y tradiciones de Cuenca, es fundada la su­posición de que naciera en esta ciudad. El libro está dedicado al jurisconsulto y humanista don Francisco Ramos del Man­zano, y esta especie no es desdeñable co­mo posible pista para allegar más noticias de Martínez de Cuéllar.

Una tormenta sor­prende al autor cuando iba a caballo y de noche por las riberas del Jarama. Llega a un rústico asilo, que resulta ser la habi­tación del Desengaño, y así introduce la máquina alegórica del relato. Tras confortarse en el fuego del hogar, queda dormido. El Desengaño le conduce de la mano y co­mienza a pasar revista a toda especie de temas morales ingeniosamente personaliza­dos. La imitación de Quevedo es patente, particularmente en su sueño, El mundo por de dentro., pero sólo en el artificio y en el concepto pesimista del mundo se le pa­rece. La construcción literaria del libro es distinta, intercalando multitud de versos entre sus reflexiones e informes, en un es­tilo más culterano que conceptista. Martí­nez de Cuéllar tuvo el talento de no tratar de imitar lo inimitable del gran modelo. En cambio los préstamos de muchos auto­res contemporáneos suyos son patentes, y lo confiesa el propio autor. Así en su advertencia «Al lector» ha de decir: «Alguno dirá: Muy poco de esto es del autor. Y yo lo confieso». Y más adelante: «La noticia ha de ser de muchos; la elocuencia, pro­pia». Entre las imitaciones más curiosas e importantes se encuentra una «Canción» que sigue paso a paso las razones de Segis­mundo en el monólogo de La vida es sue­ño (v.) de Calderón de la Barca, inter­pretadas a lo devoto. Hay dos ediciones del siglo XVIII y una, aludida, de 1928, en Madrid.

J. M.a de Cossío