Título de cada uno de los tres folletos de Nicolás Fernández de Moratín (1737-1780), publicados en 1762, y que se destacan en la famosa polémica que en el siglo XVIII discutió el valor de nuestro teatro nacional. Comenzó atacando sobre todo a los Autos sacramentales, José Clavijo y Fajardo, mientras que defendía la tradición Juan Cristóbal Romea y Tapia. Moratín en los Desengaños apoya a Clavijo, y sigue la influencia afrancesada, atacando a Calderón, cuyo teatro cree está hecho «sin arte». Censura en la comedia del XVII lo que considera inmoral e inartístico, llamando a Lope de Vega «primer corrompedor» de nuestra escena, y a Calderón el «segundo» en el mismo «delito». Censura el empleo de las alegorías y los anacronismos en los autos, contribuyendo con su campaña a la prohibición del género decretada por Carlos III en 1765. En algunas sátiras en verso el autor, años antes de sus Desengaños, ya había dicho que lamentaba ver a la juventud de España «corrompida / de Calderón por la fecunda vena»; atacando en la comedia nacional la infracción de la ley clásica de las unidades, aludiendo también al escándalo moral. Los Desengaños, a pesar de basarse en una estética errónea que no comprendió los mayores valores de nuestro drama, ofrecen un notable sabor de época, típico en las polémicas críticas del siglo XVIII, y, paradójicamente, están escritos en prosa de la mejor solera castiza.
A. Valbuena Prat