[De l´esprit de conquéte et de l’usurpation dans leurs rapports avec la civilisation europeenne]. Folleto anti napoleónico compuesto en 1813 y publicado en 1814. En esta obra el defensor de los principios de la libertad y de las garantías constitucionales arremete contra el emperador, cuya obra arbitraria y violenta es una ofensa y un peligro para los pueblos de Europa.
En la primera parte pone de manifiesto que la guerra es considerada como necesaria por los déspotas y decidida arbitrariamente por su poder personal. Por otro lado, la formación de un espíritu exclusivamente militar es perjudicial al desarrollo del progreso humano, ya que conduce a los pueblos hacia formas atrasadas de vida y civilización. En la segunda parte se examina la relación entre usurpación y monarquía, y también la formal entre reino y república. Con cualquier gobierno puede haber tiranía y libertad; sin embargo, tan sólo con la usurpación el capricho recibe el mayor provecho del crimen y de la culpa.
Lo mismo que Tamerlán, así Napoleón: el usurpador ha de estar siempre a la cabeza de sus pretorianos, ya que ellos le despreciarían si no fuera su ídolo. El aparente bienestar de Francia, con conquistas que no traen la paz, forzosamente deberá costarle caro. La libertad ha de residir en las garantías constitucionales que la aseguran para todo individuo; una idea abstracta de la libertad es el primer paso a_ favor de la tiranía. En los capítulos añadidos a la cuarta edición (1815), Constant se defiende contra ciertas acusaciones de jacobinismo de los círculos legitimistas de Luis XVIII, y vuelve a hablar con palabras duras, aunque precisas, del carácter ilegal del emperador y de sus acciones políticas: con mayor razón se proclama la exigencia de no caer en los mismos errores para seguir una ley superior a los partidos y las vicisitudes sociales.
Frente a esta actitud completamente liberal, hay que notar la posición contradictoria asumida por Constant con su adhesión al régimen imperial, después de la fuga de Napoleón de la isla de Elba: en la tentativa de fundar, tras el abandono de Francia por Luis XVIII, nuevas garantías constitucionales. Sin embargo, este acto del escritor lo explica con coherencia y claridad el mismo Constant en sus Memorias sobre los Cien días (v.), siempre indispensables para comprender, junto a las intenciones morales del Espíritu de conquista, la obra práctica del político y del constitucional.
C. Cordié