[Dei principi delle belle lettere]. Curso de lecciones dado por Giuseppe Parini (1729-1799) en la escuela de Brera durante los años 1773-1775; publicadas por Reina en su edición de las Obras (vol. VI, 1804).
La enseñanza está dirigida en general a «promover el buen gusto en las letras» y «a que los ciudadanos sean hábiles en el bien hablar, en el bien escribir, en gustar de lo bello y en juzgar sanamente», ya que «nada contribuye tanto a la suavidad de las costumbres y, por consiguiente, a la tranquilidad de la vida civil, como el conocimiento y el amor de las letras y de las bellas artes»; en particular «para excitar e impulsar el vuelo al genio naciente de la juventud». El programa no se limita sólo a las bellas letras, sino que en la primera parte, que expone la teoría estética de Parini, abraza todas las bellas artes, investigando los principios que son a todas universales y comunes. Las artes han nacido del instinto natural, de las necesidades, de los afectos del alma, de la observación y de la imitación de la naturaleza, y su fin es el de interesar y conmover deleitando; pero como en el origen de ellas se halla la utilidad, por eso la última perfección se alcanza sólo cuando lo deleitable se haya fundido con lo útil moral.
El objeto de las artes «no es sólo la imitación, como han dicho los antiguos, ni tampoco la imitación de las bellezas naturales, como dicen los modernos, sino la representación de los objetos físicos, morales o intelectuales, los cuales, percibidos, realmente o por imitación, por medio de los órganos de la vista y del oído, son capaces de suscitar en nuestra alma sensaciones agradables». Los principios generales de las artes son: el interés, la variedad, la unidad, la proporción, el orden, la claridad y la penetración, la facilidad, la decencia o decoro. En la segunda parte, tratando de los principios particulares de las bellas letras, consideradas con preeminencia sobre todas las artes, se habla de la lengua, trazando una breve historia de la literatura italiana desde el punto de vista lingüístico. La lengua literaria que ha de usarse es, para Parini, la toscana, depurada y convertida en lengua de uso común por los excelentes escritores que nos ofrecen buenos modelos que imitar.
La concepción de Parini no se separa mucho de la clásica: el arte nace de la imitación de la naturaleza, expresa los afectos humanos, representa el mundo sensible, busca la belleza ideal, y alcanza su cima en la armonía de lo útil y lo deleitable. Horacio y Quintiliano son los únicos autores citados; no obstante, se notan en ella los reflejos del racionalismo y del sensismo que informaron las corrientes del pensamiento en los siglos XVII y XVIII. No hay, sin embargo, ningún reflejo de las intuiciones de Vico sobre la autonomía y la facultad creadora de la fantasía, única fuente de las artes; Parini desconfía de la fantasía que, aun suministrándonos el material del arte, «cuanto más capaz es de fuertes y vivas conmociones, tanto más sujeta se halla a caer en irregularidades, en caprichos y en extravagancias», por lo que recomienda el estudio -y la razón.
A. Massariello
Aunque las ideas que éstos contienen sean justas, raramente son profundas; su mérito principal consiste en un método claro, en una dicción trabajada y en un absoluto dominio del tema. (Foscolo)