[Cours de politique constitutionnelle |. Obra de Henri-Benjamin Constant de Rebecque (1767-1830), publicada en 1818-1820. Su título es Collection complete des ouvrages publiés sur le gouvernement représentatif et la Constitution actuelle de la France, formant une espéce de Cours de politique constitutionnelle.
Los principios liberales propugnados por Constant — tanto bajo el Directorio como en el Consulado, en los Cien Días como en la Restauración — son aquí presentados en magistral compendio. Bajo todo gobierno se debe combatir lo arbitrario y el despotismo; las libertades individuales lenta pero seguramente se dirigen a una conquista que sólo han conocido los modernos. Las garantías deben dar a los ciudadanos la conciencia de su libertad: en la prensa, en el pensamiento, en las asociaciones, en las actuaciones judiciales y en el comercio. La misma capacidad de progreso del género humano indica que una idea esencialmente espiritual domina los acontecimientos y guía a los hombres de buena voluntad: el Estado debe dejar al individuo sus prerrogativas civiles y políticas, con el fin de evitar, aun en medio de ambiciosas tentativas revolucionarias, el caer en tiranías peores que las antiguas. Por amor de la tolerancia y por exigencia de la libertad, el gobierno no debe intervenir en las cosas de la familia, del arte y la religión; fortificado en los principios de la historia no se apoya en partidos, sino en su recíproco contacto, entre discusiones y luchas parlamentarias, intenta acomodar la ley al nivel de las ideas de los ciudadanos.
Demasiadas revoluciones enseñan que los programas abstractos no sólo no hallan realizaciones, sino que con el terror de nuevas demagogias hacen retroceder los triunfos de las libertades conquistadas. La libertad de imprenta, la opinión pública y la tutela judiciaria de los ciudadanos tienen un puesto fundamental en las leyes de una política prudentemente progresiva; igualmente la libertad privada y la propiedad, especialmente industrial, deben ser tuteladas sin intrusiones de monopolios y de privilegios. La libertad política no debe ser una prerrogativa estática, sino una continua advertencia de perfección; ética y política deben hallar en la conciencia de los ciudadanos su terreno fecundo para desenvolverse, eliminando toda forma dañina de maquiavelismo falsamente realista. El nuevo siglo, con la herencia de los fermentos mejores de la Revolución Francesa, deberá secundar el movimiento del progreso humano, sancionando los derechos del individuo y dando concreta realidad a las aspiraciones de los pueblos libres. Esta obra, compuesta de varios escritos, en su mayoría ocasionales (es famosísimo el titulado Libertad de los antiguos y de los modernos, v.), resulta eficaz por su estilo preciso y límpido, dialécticamente adecuado a la casuística política, sin olvidar nunca la aclaración del motivo inspirador de cada manifestación, hecha en el Parlamento o publicada.
Constant se muestra, en estos escritos, defensor de la necesidad de un partido moderado y progresista que hallará en Cavour y en Tocqueville los más resueltos adalides. [Trad. de Marcial Antonio López (Madrid, 1820) y de J. C. Pagés (París, 1825)].
C. Cordié