Como Antes, Mejor que Antes, Luigi Pirandello

[Co­me prima, meglio di prima]. Comedia en tres actos de Luigi Pirandello (1867-1936), tomada de la novela corta «La velada» (véase Cuentos para un año), representada en el año 1920. Fulvia Gelli, corrompida por el sadismo de su marido, huye de casa, aban­donando a su hija Livia, y se va a vivir con diversos amantes, desciende de escalón en escalón hasta que trata de matarse en una pensión miserable de Toscana. Por ca­sualidad, el marido, que es un gran cirujano, la opera, la salva y, además, la deja encinta durante la convalecencia. Así Fulvia vuelve a casa de su marido, y para evitar que Li­via, a quien se dijo que su madre había muerto, conozca su pasado, será para todos Francesca, la segunda mujer del doctor Gelli. La hija siente inconscientemente una invencible repugnancia hacia aquella seño­ra con el pelo teñido de rubio que ha usur­pado el lugar de su madre. La imagen de Fulvia muerta se levanta entre ambas muje­res y las hace cada vez más extrañas y enemigas: llega a tomar consistencia incluso en el corazón de la madre, que ya concen­tra su maternidad en el recién nacido. Livia descubre que ambos no están casados; así, pues, eran ciertas sus sospechas: Francesca es una mujerzuela.

Pero cuando la mucha­cha se lo dice, Francesca no resiste más, le arroja la verdad a la cara y se marcha con su hijito y un amante apasionado que ha ido a buscarla. El nudo de la comedia, cosa frecuente en el teatro pirandelliano, y ca­paz, aunque de lejos, de recordar el juego tradicional de los «dobles», se ciñe a un mismo personaje duplicado; y entre uno y otro aspectos de una misma persona, el au­tor insinúa románticamente el tema de la evasión, la desesperada espera de un suceso que sustraiga a la criatura humana de la prisión de la costumbre y del convenciona­lismo social. El pesimismo, también román­tico, impide que la evasión tenga un final feliz, y al terminar sus aventuras las cria­turas volverán a caer en sus antiguas pri­siones: pero, en ese momento, contrariamen­te a lo más corriente en el romanticismo, Pirandello se nos muestra conservador y ele­giaco: los personajes tratan de volver a una felicidad pasada, de la que conservan un vago recuerdo, o de custodiar la fórmula con la que una vez se calmó su sed de vida: actitud que Pirandello tiene en común con amplias zonas del naturalismo italiano. Cabe observar otra modalidad en la comedia: la crudeza, casi de novela de folletín, de las situaciones; pero se trata de una crudeza ingenua, porque, pese a todo mecanicismo intelectualista, el autor es desgraciado y compasivo: toda aventura plantea un árido enigma: resuelto el enigma, la aventura naufraga. Y los personajes tienen una vida concreta y sin ideales: están hechos de car­ne escuálida, carecen de alma, pese a la hipótesis espiritualista que de tarde en tarde propone el poeta.

G. Guerrieri