[Commentaires]. Compuestos en su vejez y publicados en 1592, están divididos en siete libros y tienen una gran importancia para la historia civil y militar del siglo XVI. El famoso mariscal de Francia, Blaise de Lasseran-Massecome, señor de Monluc (15029-1577), después de haber servido a cuatro reyes, pide, a la edad de setenta y cinco años, ser relevado en el cargo de gobernador de la Guyenne para retirarse y dictar sus memorias: su narración servirá para formar nuevos capitanes y para aleccionarlos tanto en su oficio militar como en las virtudes inherentes a él. Monluc describe su carrera desde simple soldado a mariscal: son famosas sus participaciones en las batallas de Fuenterrabía y de Pavía (1525), en la defensa de Siena contra los imperiales (1554-1555). La juventud audaz y petulante que le llevó al servicio de Lautrec y a la amistad con Pedro de Navarra, muestra el carácter de Monluc: entregado completamente a su deber de soldado, a menudo aun con la más grande incomprensión de la vida política de su tiempo y en manera especial de la de Italia.
Para él combatir era una noble ocupación: el soldado debe obedecer sin discutir. En 1538 su participación en la campaña del Piamonte se hace preciosa por la sumisión de varios pueblecitos en las cercanías de Turín; así en 1544 toma Ceresole d’Alba y es nombrado comandante de la plaza de Moncalieri. Junto a las proezas militares por las cuales demostró su valor bajo Francisco I, Enrique II y Francisco II, sus cualidades de rígido partidario del centralismo monárquico brillaron en el gobierno de la Guyenne, desde 1563 hasta su dimisión. Pero la feroz represión del movimiento hugonote y el odio ampliamente proclamado contra los mismos, algunos de ellos personajes importantes de la sociedad francesa, iluminan con siniestros resplandores la actuación de Monluc, que fue herido en la campaña del 1570 y que se distinguió especialmente en el asedio a la Rochela. Fiel súbdito de Carlos IX, fue considerado por los enemigos como el «carnicero de la monarquía». Con estos Comentarios, Monluc se propuso imitar los famosos de Julio César (v. Comentarios sobre la guerra de. las Galios y Comentarios sobre la guerra civil): con un estilo oratorio que procura poner de relieve la excelsitud de sus personales virtudes militares y morales, llegando a aconsejar moderación y justicia a la nobleza francesa por el bien y la paz de la nación, Monluc evoca sus propias gestas con clara exposición. Muy viva es la pintura de ambientes y caracteres a pesar de que muchos hechos son silenciados o deformados con relación a la estricta verdad histórica. Entre las traducciones italianas está bien resuelta la de Julio Ferrari de Cremona, publicada en 1628 y recomendada por los mismos censores eclesiásticos como obra compuesta «por un gran enemigo de los herejes» en la atmósfera de la Contrarreforma, los Comentarios están considerados como «escuela de la verdadera disciplina y práctica castrenses», pero además, como propedéutica moral de un verdadero soldado cristiano.
C. Cordié