[Rerum suo tempore gestarum commentarius]. Breve síntesis de setenta años de historia, escrita por Leonardo Bruni, llamado Leonardo Aretino, ya viejo (1370-1444), como complemento de su Historia florentina (v.). Inspirada por el problema, que se nota aunque no esté expresado explícitamente, de la diferencia que media entre historia y política, revela que hay en Bruni una madurez espiritual de la que carecen los historiadores contemporáneos suyos. Del mismo modo que había advertido la diferencia entre crónica e historia en el juicio que ilumina a esta última, dando a la sucesión meramente temporal de la primera una conexión causal y un sentido tanto más rico cuanto más profunda es la conciencia del presente, advirtió también la diferencia entre historia y política: en aquélla, el conocimiento de los hechos es la base para el juicio, mientras que en ésta la ignorancia del futuro hace que la única norma de conducta sea la conciencia moral.
En la primera, los hombres lo son de ciencia y conciencia; en la segunda, aun siguiendo tales, son también hombres de partido. Bruni, temiendo que el juicio del hombre de partido enturbiase la serena visión del historiador, quiso que estos Comentarios aparecieran separados de la Historia. El cuadro abraza a grandes pinceladas en escorzo, en una treintena de páginas o poco más, lo acaecido en Italia del año 1378 al 1440. Período borrascoso en el que el autor se halló envuelto desde niño: cuando Enguerrand de Coucy, llegado en socorro de Luis de Anjou, ocupó por sorpresa Arezzo guiado por los proscritos (1384), el autor, niño aún, era encerrado en el castillo de Quarata. Llegado a adulto y humanista famoso, primero como secretario de papas, después como canciller de la república de Florencia, estuvo siempre presente en los sucesos de su tiempo. «Ipse vidi» es el supuesto implícito en esta obra que, junto con la mayor obra histórica del autor, forma parte de la nueva colección muratoriana.
G. Franceschini