Novela epistolar
Se trata de la correspondencia que dos persas imaginarios, el gran señor Usbeck y su joven amigo Rica, llegados a Francia entre 1712 y 1720, intercambian con sus amigos orientales. Pasado el primer estupor ante la civilización europea, ambos viajeros comienzan a analizar burlescamente las costumbres, en particular las francesas: la futilidad de los espíritus burlones que pasan su tiempo en el café, la vanidad de los cortesanos obligados a correr de un lugar para otro, la coquetería de las mujeres que creen, pese a ser viejas, poder explotar todavía sus encantos, y la ignorancia de los magistrados.
Su sátira no perdona tampoco a las instituciones: la Academia Francesa, la justicia, el sistema financiero o la monarquía absolutista con su «gran hechicero» Luis XIV y «el otro gran hechicero», el papa, «incensado por costumbre». Conforme la reflexión se hace más honda, discuten también sobre problemas más generales: el divorcio, la esclavitud, la demografía, las formas de gobierno… Pero estas cartas presentan también una trama que hace referencia a la suerte corrida por un harén que Usbeck dejara en Oriente.
En su ausencia, en efecto, las mujeres, dejadas al cuidado de un eunuco negro, se rebelan y las órdenes cada vez más rigurosas mandadas por Usbeck no contribuyen sino a irritarlas mayormente. La favorita Roxane, que parecía haber permanecido fiel a su señor ausente, se convierte en la instigadora del complot. Pero, sabiéndose perdida, escribe, antes de envenenarse, una carta a Usbeck (la última de la colección) que es una encendida apología de la libertad.