El joven Fabrizio del Dongo sueña con la gloria y el amor: exaltado por la aventura napoleónica huye para unirse al ejército imperial. Una vez llegado a Waterloo, asiste casualmente, sin comprender nada, a la batalla. De regreso a Italia es expulsado de casa por su padre y busca refugio en Parma, en casa de su tía la duquesa de Sanseverina, que siente una auténtica pasión por él.
Al joven, de quien el príncipe de Parma sospecha sus simpatías liberales, su tía le asegura la protección del primer ministro, el conde Mosca. Sin embargo, Fabrizio se convierte en el principal blanco de los enemigos de Mosca. Luego de un duelo en el que se ve envuelto y en el que debe matar en defensa propia al actor Giletti, el joven no puede sino huir. Es arrastrado a una emboscada y encarcelado en la Torre Farnese. Desde la ventana de la cárcel Fabrizio ve a la hija del gobernador de la prisión, Clelia Conti, y se enamora de ella.
Pese a los rigores de la cárcel ambos jóvenes consiguen comunicarse. La duquesa Sanseverina organiza su evasión y luego induce al poeta Ferrante Palla a envenenar al príncipe. Bajo su sucesor, enamorado de la duquesa, Fabrizio puede regresar a Parma, donde se convierte en un predicador de moda: reencuentra a Clelia y tiene un hijo de ella. Pero el niño muere y Clelia no lo sobrevive. Fabrizio se retira a la Cartuja de Parma.