Cartas a una Princesa, Leonhard Euler

Obra de Leonhard Euler, en latín Eulerus (1707- 1783). Cuando Euler se estableció en Berlín, en 1741, la Princesa de Anhalt-Dessau, so­brina del rey de Prusia, quiso recibir de él algunas lecciones de Física, que fueron pu­blicadas en forma de cartas con el título Lettres á une Princesse d’Allemaqne sur divers sujets de Physique et de Philosophie (Londres, 1775), con tablas explicativas; en total 234 cartas, en tres volúmenes. De es­tas Cartas se hicieron otras dos ediciones, una en 1787 con adiciones de Condorcet y de Lacroix y otra en 1842 con el elogio de Euler por Condorcet y notas de Cournot.

La profunda y extensa cultura de Euler, justamente reputado como el mayor mate­mático del siglo XVIII, le permitió exponer con claridad, precisión y sencillez los más variados fenómenos naturales y los más difíciles temas de las ciencias físicas, entre los cuales recordaremos los siguientes: car­ta I, la extensión; II, la velocidad; III-VIII, sonido y música; IX-XIII, atmósfera y sus efectos; XIV-XVI, el calor; XVII-XLIV, óptica, sosteniendo la hipótesis ondulatoria de Huygens contra la emisiva de Newton, y dando, entre otras muchas cosas, la ex­plicación del color azul del cielo; XLV- LXVIII, gravedad, gravitación, leyes de Newton, mareas, etc.; LXIX-LXXIX, natu­raleza de los cuerpos, propiedades de la materia, inercia, fuerzas, etc.; LXXX-CXIV, temas espirituales, morales, religiosos, ló­gicos y sentimentales; CXV-CXXXII, sobre el valor del conocimiento de la verdad, en relación con las sensaciones, y discusión de la teoría de las mónadas; CXXXIII- CXXXVII, consideraciones acerca de los sonidos, los colores y la voz; CXXXVIII- CLIV, la electricidad, el relámpago, etc.; CLV-CLXVIII, la longitud y su determi­nación; CLXIX-CLXXXVI, brújula y mag­netismo; CLXXXVII-CCXXXIV, óptica aplicada a los instrumentos y aparente en­grandecimiento de los astros en el hori­zonte; y en la CCXXXV, explicación del azul del cielo, donde, volviendo al tema tocado precedentemente concluye: «Cette qualité de l’air qui diminue sa transparence, pourroit étre regardée au premier coup d’oeil comme un défaut… Ces particules opaques qui arrétent les rayons de lumiére, en sont éclairées, et nous renvoyent ensuite leurs propres rayons, produits dans leur surface par un trémoussement violent, comme il arrive dans tous les corps opaques. Or c’est le nombre des vibrations qu’elles regoiven qui vous représente ce magnifique bleu.» Alrededor de un siglo más tarde, Lord Raleigh debía completar y demostrar esta misma interpretación. El juicio acerca de esta obra de Euler nos ha sido dado por Condorcet con estas palabras: «Ouvrage précieux par la clarté singuliére avec laquelle il y a exposé les vérités les plus importan­tes de la mécanique, de l’astronomie physique, de l’optique et de la théorie des sons; et par des vues ingénieuses, moins philosophiques, mais plus savantes que celles qui ont fait survivre le livre de la pluralité du monde, ou systéme des tourbillons. Le nom d’Euler, si grand dans les sciences, l’idée imposante que l’on se forme de ses ouvrages destinés á approfondir ce que l’analyse a de plus épineux et de plus abstrait, donne á ces lettres si simples, si fáciles, un charme singulier.» Las cartas están fechadas del 19 de abril de 1760 al 18 de mayo de 1762. Más tarde Euler trató matemática­mente algunos de estos mismos temas en su Dióptrica, en tres partes (1769, 1770 y 1771) y en particular se ocupó de la im­portante cuestión del acromatismo.

P. Pagnini