Cantar de gesta francés del siglo XIII, rehecho en el siglo XIV en prosa. Guido, señor de Hanstone, localidad imprecisa de Inglaterra, ya no era un mozo cuando casó con una dama joven de la que tuvo un hijo: Bueves. La mujer se ha cansado pronto del viejo marido, enamorándose de Doon de Mayence, de famosa familia de traidores, quien mata a Guido, se adueña de Hanstone e induce a la joven esposa a que entregue su hijo a dos secuaces suyos, que lo venden en tierras lejanas. El hijo, educado en Armenia, en el palacio real, se enamora de la hija del rey, Josiana. Habiendo asaltado los persas al rey Hermin, el joven lo defiende venciendo a los asaltantes; pero dos traidores revelan al rey los amores de su hija con el joven y el monarca entonces, airado e ingrato, le envía al rey de Damasco con orden de matarle. Pero éste le encierra en una hórrida prisión, de la que al cabo de un año Bueves logra huir. Tras algunas aventuras, encuentra a Josiana, que durante este tiempo se ha visto obligada a casarse con Yvorin, rey de Montbrant, en África. Como el matrimonio no ha sido consumado, los dos amantes huyen juntos a Colonia, donde el obispo, tío de Bueves, los casa. Luego, con el auxilio de algunos antiguos amigos a los que se ha dado a conocer, Bueves combate contra Doon, y tras matarle en duelo, le acogen triunfalmente, en Hanstone, mientras la pérfida madre ingresa en la prisión. Pero las desventuras de Bueves no han terminado.
Tras haber sometido a los irlandeses, tiene que luchar contra los parientes de Doon, que, para vengarse, han instigado contra él a Hugo, hijo del rey Guillermo de Inglaterra. Hugo es muerto por el caballo de Bueves, Aron- del, y el héroe es condenado al exilio. Vuelve con su mujer al África, a Montbrant, y en el bosque, Josiana da a luz dos hijos. Madre e hijos caen en las manos de Yvorin y, tras largas y numerosas aventuras, Bueves es coronado rey de Jerusalén y deja el reino a sus hijos. En este punto termina el poema y termina también la versión franco- véneta de la leyenda, contenida en el códice marciano. Pero la versión francesa en prosa narra también que Bueves, al acabar su vida, se retiró a un yermo para hacer penitencia. La leyenda de Bueves de Hanstone gozó de enorme difusión en toda Europa; se conocen, nada menos, además de las versiones francesas en verso y en prosa, las leyendas siguientes: inglesa, irlandesa, islandesa, escandinava, italiana, rusa, judía y rumana; pero sobre todo la leyenda se difundió en Rusia y en Italia. Nos han llegado dos relaciones franco vénetas en verso, tres toscanas en prosa, una de las cuales está contenida en la Realeza de Francia (v.) de Andrea de Barberino, y dos toscanas en octava rima. El origen de la leyenda de Bueves no es bien conocido, pero es cierto que su historia variada y desventurada, que hace del poema francés más bien una novela de aventuras que un cantar de gesta, gozó del favor de las multitudes de todos los países, que la cantaron y que hicieron de Bueves, sobre todo en Rusia, un gran héroe caballeresco, del que conservaron el recuerdo vivo durante los siglos posteriores.
C. Cremonesi
* La refundición rusa lleva por título Bova Korolevic; penetró en Rusia en la redacción italiana a través de una versión serbia. La novela se difundió mucho durante los siglos XVII y XVIII, manuscrita y en ediciones populares ilustradas. El ejemplar más antiguo de la versión rusa pertenece al siglo XVI y es un manuscrito rusoblanco que se nos ha conservado hasta la actualidad en la biblioteca de Poznan.
E. Lo Gatto