[Ballades Françaises]. Poesías de Paul Fort (n. 1872), publicadas a partir del 1897 en más de 30 volúmenes. Cada volumen lleva un título diferente, por ejemplo: Los idilios antiguos, El romance de Luis XI, París sentimental, lie de France, Monthléry, La Bataille, Poemas de Francia, La alondra, Los hechiceros, Canciones gálicas. El poeta canta con amor filial las bellezas de la tierra de Francia, sus glorias, sus reyes, sus héroes, sus paisajes, sus regiones, sus iglesias, sus castillos, sus leyendas, la poesía del hogar, el apego al lugar nativo, las tristezas de la vida, los placeres del amor. Poemas populares, íntimos, serenos, épicos, agrestes, de tono y sabor variadísimos, todos chispeantes de fantasía. Algunos se inspiran directamente en el folklore y renuevan antiguas canciones populares, otros se acercan a la poesía de tradición clásica, pero todos están llenos de una fresca espontaneidad y de una ingenua naturalidad, en su forma nueva, original. En sustancia, las Baladas son pequeños poemas en prosa rítmica o mejor en versos polimórficos que se adaptan a la forma normal de la prosa. Y no obstante, a pesar de que haya querido, revolucionar la poesía para no sujetarse a la forma clásica del verso, a la cual obedecieron incluso los desenfrenados románticos, Paul Fort es exclusivamente poeta tradicionalista.
Ha querido abandonarse a la fantasía del verso libre para huir de las ataduras obligatorias de la poesía clásica, conservando, no obstante, la sonoridad de la rima. Ha creído encontrar, en este estilo intermedio que oscila entre la prosa y la poesía, la manera más adecuada para expresarse. Dada la extensión de la obra es difícil resumirla, pero los lectores de gustos más variados encontrarán muchos puntos donde poner su atención, ya sea que se trate de evocaciones históricas antiguas o modernas (La bataille de la Mame, vol. XIX), o de escenas de la vida cotidiana (Le fiacre, vol. VI); algunos poemas se inspiran en la naturaleza (II vol. Himno al mar, Himno al trigo) o, como La gran embriaguez [La grande ivresse] del vol. VI, están animadas por un soplo poderoso de lirismo. El primer volumen, Las Baladas francesas, que da título general a la obra, es una sucesión de baladas populares entre las cuales hay algunas que se han hecho célebres como: La Ronde autour du monde, La Noce, Le Peau Régiment. Resumiendo, diremos que la obra de Paul Fort puede enjuiciarse recordando lo que él ha dicho de sí mismo: «no soy un escritor, soy el poeta que canta». Y cantando quería, y tal vez lo ha conseguido, personificar el espíritu de su tierra. Al revés de André Chénier, que quería «hacer versos antiguos con conceptos nuevos», Paul Fort ha cantado con una forma nueva los temas más antiguos y más queridos por el alma popular de todos los tiempos.
L. Giacometti