Son cuatro composiciones para piano de Frédéric Chopin (1810-1849) de estilo eminentemente romántico en las que se pueden reconocer algunas particularidades formales comunes (corte tripartito, frase amplia en el centro etc.). La primera, op. 23, está en sol menor; la segunda, op. 38, en fa mayor; la tercera, op. 47, en la bemol mayor; la cuarta, op. 25, en fa menor. Según parece, todas fueron inspiradas por poemas de Mickiewicz (Schumann afirmaba habérselo oído decir al propio Chopin); pero es difícil establecer a qué poema del poeta polaco deba referirse cada una de ellas. Es opinión general que la primera, «inmenso poema impregnado de pasión y bárbara voluptuosidad», fue inspirada por el poema Konrad Vallenrod (v.), pero no se sabe quién fue el primero en hacer tal afirmación. La segunda, en una versión que Schumann oyó tocar a Chopin, terminaba en fa; ahora termina en la menor. Se dice que fue inspirada por el «Lago de las Villias». La tercera parece tener su origen en «La ondina». En cuanto a la cuarta, una de las más extraordinarias composiciones para piano, se ha buscado en vano el poema que la inspiró entre los de Mickiewicz.
El plan de las Baladas se basa, como el de los Nocturnos (v.), en la alternancia de dos temas, pero es mucho más extenso y desarrollado. La técnica, además, es de un tipo distinto y, en todo caso, más afín a la de las Polonesas (v.); por lo tanto exige un intérprete de facultades no comunes. Pero la belleza de los cuatro poemas no reside tanto en la forma —a pesar de obtener de ella tanta eficacia y tantas sorpresas — como en su extraordinario y personal lenguaje, en el canto apasionado, en su hechizo que hace imposible escucharlos sin que la fantasía reciba un impulso irresistible a convertirse en una paralela creadora de ensueños. Por esto, tantas como sus grandes ejecutoras, fueron las imágenes que, dejando aparte a Mickiewicz, se han propuesto como comentario. Así, la segunda fue para Rubinstein «la flor salvaje arrebatada por el viento», y la primera, un poema de amor con epílogo romántico y trágico.
E. Magni Dufflocq
Dijo que había inspirado sus baladas en algunas poesías de Mickiewicz. Pero un poeta podría encontrar muy fácilmente las palabras en su música; conmueve en lo más profundo del alma. (Schumann)