Novela de Alonso del Castillo Solórzano (1584-1648?), de claro aire picaresco, publicada en Zaragoza en 1637. En ella se mantiene el canon establecido tradicionalmente por la literatura de picaros. Se cuenta la genealogía del bachiller, su vida de estudiante en Salamanca y las sucesivas aventuras por Andalucía (Córdoba, Sevilla, Jaén) y la corte. En todas ellas, Trapaza, fiel a sus modelos, (alguna vez se recuerda el Buscón ceñidamente) lucha y se ingenia por satisfacer el hambre y las estrecheces económicas a costa del prójimo. El desenlace recuerda, en cierta forma, el de Guzmán de Alfarache: Trapaza, convicto de delitos, va a parar a galeras. Castillo Solórzano prometió al final del Bachiller una segunda parte, La hija de Trapaza y polilla de la corte, novela que fue publicada en 1642 con el título La Garduña de Sevilla y anzuelo de las bolsas. Como en la mayor parte de la producción novelesca de Castillo Solórzano, El bachiller Trapaza ofrece vagos recuerdos de la estructura boccacciana e intercala otros episodios o narraciones cortas, hábilmente ensambladas en el conjunto. Se trata, en este libro, de dos novelas cortas de aire italianizante, como era frecuente, (sin título preciso) y de un entremés: La Castañera. El tono picaresco del Bachiller aparece suavizado, llevada la acción con una evidente pulcritud y bajo una concepción que podríamos llamar literaria, sin la descarnada amargura de los libros que le sirven de modelo. Presenta de cuando en cuando alusiones a autores o sucesos del tiempo, como Lope de Vega, Calderón, Mira de Amescua, Rojas Zorrilla, Montalbán, Godínez, Catalina de Eraso. Muy especialmente se elogia a Tirso de Molina. Todas estas citas demuestran, indirectamente, la gran preocupación artística del autor.
A. Zamora Vicente