[Vecchie romanze spagnole]. Con este título Berchet (1783-1851) publicó en Bruselas en 1837 una selección de traducciones del Romancero (v.) precedida de una introducción en la cual declara su intento de dar a conocer en Italia algunos de los más bellos romances moriscos. Entre desigualdades, durezas e impropiedades, en que perdura el insanable contraste, propio de Berchet, entre las formas académicas y tradicionales y las populares y habladas, esto es, entre un exceso de facilidad y un exceso de entono, el sentimiento poético que se expresa, sin embargo, en las obras originales, es reproducido por el poeta con rasgo de viva inmediatez y rapidez rítmica. De manera que debe aceptarse la opinión de Imbriani, quien en estas traducciones sólo percibía olor de buhardilla, por más que falte a Berchet el dominio del lenguaje poético del que pudo aprovecharse Tommaseo en sus versiones de los cantos griegos e ilíricos (v. Cantos populares, tos- canos, corsos, ilíricos, griegos). Entre estos Antiguos romances dio mejor prueba de su destreza al traducir el «Canto del marinero», «El padre de Don Beltrán», etc. Por su ritmo, sino por su lenguaje, Carducci, que escribió traducciones con mucho mayor vigor y gusto artístico, tuvo presentes también estas traducciones de Berchet.
M. Maggi