«Comedia de santos», según la nomenclatura de la época, pero que hoy llamaríamos drama religioso o hagiográfico, de Agustín Moreto (1618-1669) en colaboración con Jerónimo de Cáncer y Velasco y Juan de Matos Fragoso (1618-1689). La dirección se debe sin duda al fino espíritu de Moreto, y la presencia de los tres ingenios es análoga a la que ocurre en Caer para levantar (v.). Procede de las leyendas medievales sobre Santa Teodora, y de las comedias de tema de «Penitentes», de Lope de Vega, a quien Moreto tantas veces refundió. Hoy Sánchez-Castañer estudia este tema, con otros análogos en su tesis sobre La pecadora arrepentida. En La Adúltera destaca el carácter de Teodora, que va del pecado al sufrimiento como expiación, que la conduce a la santidad, siendo un tipo delicadamente femenino, de los pocos del Siglo de Oro, en que se da la nota maternal; siempre atrayente, como enamorada, como pecadora, y como exaltada penitente. Destaca la escena, análoga en parte a la de la tentación de Caer para levantar, que en Teodora se realiza en un jardín en que todo son sugerencias clásicas de adulterio, como la gruta en que se hallan estatuas de Venus y Marte. Esta parte, que debe ser de Moreto, y el tono general corresponden, sin perder hondura psicológica y trágica, a la elegancia predieciochesca de este sector de la escuela de Calderón. La obra creemos que data de 1650 aproximadamente. En el siglo actual ha sido hábilmente refundida y representada por Gregorio Martínez Sierra, y en esta versión la figura del demonio (importante en la obra) aparecía con el «atuendo» de Mefistófeles. Consideramos esta obra como de lo mejor del teatro sacro de Moreto, aunque sin llegar a la potente fuerza creadora de su San Franco de Sena.
A. Valbuena Prat