[Abü-l Qásim al-bagdádi]. Relato árabe en forma narrativo-dramática («hikaya», propiamente, «mimo»), compuesto probablemente en la primera mitad del siglo XI por cierto Abü-l-Mutahhar al-Azdí, en el Irak o en Persia. La obra gira por completo en torno a la figura del protagonista, un viejo parásito, taimado de marca mayor, que con aires de devoción se cuela en las casas de los ricos y consigue hacerse con comida y bebida divirtiendo a la compañía con sus burlas, sus anécdotas, sus versos y las bromas salaces que derrama a manos llenas. El autor describe precisamente una de dichas jornadas del parásito, con una viveza y un realismo excepcionales en la literatura árabe, aunque no inmune del vicio común a la literatura de la época, de hacer acopio de erudición lingüística, poética y anticuaría. El tipo es considerado casi como símbolo y expresión de la complicada y corrompida civilización ciudadana de Bagdad, como advierte el mismo autor en su interesante introducción, donde se muestra consciente de intentar una nueva modalidad artística.
Habiéndose introducido en un banquete de los ciudadanos de Ispahán, Abü-l Qásim, bajo la influencia del alcohol y la alegría del ambiente, arroja muy pronto la máscara devota, se burla de todos los presentes, vitupera a la ciudad que le acoge, comparándola con los refinamientos y las elegancias de su Bagdad, juega al ajedrez, come y bebe emborrachándose obscenamente, corteja a una cantante y a un paje allí presentes y se duerme por fin, para recobrar, apenas despierta a la mañana siguiente, su antiguo aspecto contrito de falso devoto. En dicho esquema, tratado con innegable habilidad aunque prolijamente y con grandes concesiones al elemento pornográfico, el autor ha abierto paso a gran cantidad de noticias preciosas para nosotros, sobre la vida privada de la civilización musulmana de la época. Su obra (que recuerda en algunos aspectos a Petronio y en otros a Ateneo) puede considerarse como una de las tentativas más interesantes de la literatura árabe medieval.
F. Gabrieli