[Alia Morte]. Es la más famosa poesía lírica en lengua vulgar del humanista Pandolfo Collenuccio (1444-1504), probablemente compuesta durante su primer encarcelamiento por Giovanni Sforza, señor de Pesaro en 1488-1489. El poeta se compara a un peregrino que, cansado del largo vagar «por lugares ásperos y salvajes» [per lochi aspri e selvaggi] suspira por su pueblo natal, y al navegante que, en medio de la tempestad y en la extremidad de los peligros, sueña con una vida más fácil y tranquila: de este modo, invoca la muerte, puerto de salvación, donadora de paz. La vida no es sino mal, y no trae consigo más que ruina y desengaños para el hombre. Sólo la muerte concede tranquilidad al ánimo exacerbado por tantos males. Tanto padecer es acarreado al hombre por la misma constitución del mundo: no hay por ello que inculpar al destino. El hombre recibe de la vida una herencia de luchas, y tormentos. La muerte invocada así como liberadora, con acentos suspirados, nos muestra un estoicismo humanístico y es también considerada como la suprema purificación del mal, querida por Dios, y el suspirado comienzo de una nueva realidad. Esta canción, construida según modelos clásicos y en particular según actitudes que habían sido propias de Petrarca, tiene un íntimo vigor propio confirmado por la austera vida del autor y en particular por su muerte dictada por Sforza quien, por segunda vez, contra todo derecho, lo encarceló.
C. Cordié