Es la heroína de la novela El misterio del poeta (v.), del escritor italiano Antonio Fogazzaro (1842-1911). En ella confluyen y se funden dos tipos humanos, sugeridos por dos criaturas reales, la más visible de las cuales es, gracias a sus notas externas, la americana Elena Starbuck, a quien Fogazzaro conoció durante un veraneo en Lanzo d’Intelvi. Violet es rubia, un poco miope, y, al igual que Elena Starbuck, cojea ligeramente sin que ello llegue a turbar el hechizo de su delicada belleza; es hija de un pintor inglés, es también pintora (como la Starbuck), es huérfana, y vive en Nuremberg, junto a sus tíos paternos.
Amó, cedió y fue abandonada. Luego se prometió con un profesor de Eichstätt, pequeña ciudad de Baviera, no porque le amase, sino por compasión ante el amor de él. Su encuentro, en Lanzo, con el Poeta volvió a abrir su corazón al amor, pero tuvo que luchar contra el escepticismo despertado por su primera experiencia, a la vez que contra la razón, que la impulsaba a mantenerse fiel a su novio. El mismo día de su boda con el Poeta, murió de un síncope. Pero el Poeta no se siente separado de ella, como Dante con Beatriz (v.) muerta o como Novalis con la difunta Sophie von Kühn.
Violet es de la misma estirpe que esas mujeres, pero, entre las muchas extranjeras que figuran en la obra de Fogazzaro, ella es la que mejor justifica la definición que se ha dado de su creador, como «poeta de la dulce extranjera». Siguiendo sus huellas, el protagonista del Misterio del poeta, que es el propio Fogazzaro, obedece a la nostalgia de lo exótico como a uno de los más poderosos manantiales de su fantasía.
P. Nardi