Es el joven poeta a la moda en Las mujeres sabihondos (v.), de Molière (1622-1673), lisonjero e insinuante, que tiene gran éxito entre las damas que pretenden pasar por cultas.
Muy sensible a las alabanzas, las prodiga a su compañero Vadius, para que éste se las devuelva; pero el error de uno de ellos rompe la armonía y el resultado es una lluvia de insolencias entre los dos irritables vates. Además de alabanzas, Trissotin busca en casa de las «pedantes» la dote de la excelente Enriqueta, tan poco amiga de la poesía como de los poetas, y renuncia a la doncella cuando la dote le parece haberse esfumado. Sus rimas obedecen a las tendencias barrocas del siglo XVII (se dice que es trasunto del abate Cotin, como Vadius lo sería del gramático Vaugelas); pero su personalidad pertenece a todas las épocas.
V. Lugli