Señora Todgers

[Mrs. Todgers]. Per­sonaje de la Vida y aventuras de Martín Chuzzlewit (v.), novela de Charles Dickens (1812-1870). Es la perfecta encarnación de un tipo muy común, incluso en el arte na­rrativo, de mujer marchita y ansiosa a cuyo cargo está una pobre y escuálida casa de huéspedes.

Como en otros muchos casos de la obra dickensiana, la aportación ori­ginal del novelista no es el tipo, sino el modo de hacerle hablar, y la manera como la señora Todgers habla de sus quebraderos, de cabeza es realmente inimitable: «Estar al frente de un establecimiento como éste, devasta las facciones de la manera más trágica, queridas señoritas Pecksniff — dijo la señora Todgers—. Basta con la salsa . para añadir veinte años a la edad de una mujer, se lo aseguro a ustedes». «¡Dios santo! — exclamaron las dos señoritas Peck­sniff». «Sí, amigas mías, la preocupación que me da la salsa, por sí sola — dijo la señora Todgers — me tiene en continua tensión mental. No hay en la naturaleza humana pasión comparable a la que los señores comisionistas y viajantes sienten por la salsa.

De nada sirve decirles que un pedazo de carne no puede dar (ni podría darlo un animal entero) toda la cantidad de salsa que ellos quisieran que se les sir­viera todos los días a la hora de comer… Ustedes, amigas mías, que sólo tratan con los alumnos de su padre, que no pueden servirse solos, tienen mil modos de arre­glarse, pero en un establecimiento comer­cial, donde cada señor puede decir, cual­quier sábado por la tarde: ‘Señora Tod­gers, hoy me marcho de aquí, a conse­cuencia del queso’, no es tan fácil mante­ner buenas relaciones con todo el mundo».

M. Praz