Hijo de Poseidón, pertenecía a la raza monstruosa de los Cíclopes salvajes, que en la mitología griega eran imaginados como gente aparte del mundo civilizado y entregada a una vida primitiva de pastores (y por lo tanto, distintos de aquellos tres hijos de la Tierra y del Cielo llamados también Cíclopes, que ayudaban a Hefesto en su fragua y que habían construido las murallas «ciclópeas» que defendían algunas ciudades del Peloponeso).
En el libro IX de la Odisea (v.) los Cíclopes viven en una isla desierta de hombres, y Polifemo permanece apartado incluso de sus semejantes. Figura feroz y grotesca, Polifemo encierra en su caverna a Ulises (v.) y a sus compañeros, a algunos de los cuales devora. Es famosa la estratagema gracias a la cual Ulises logra escapar de él, tras haberlo embriagado y cegado: de ese modo los griegos pueden salvarse, ocultándose entre las ovejas que salen a pacer. El Polifemo homérico no carece de algún rasgo humano, entre cómico y patético, cuando se dirige con tiernas y afectuosas palabras al mayor de sus carneros, precisamente aquel bajo el cual se esconde Ulises.
De esa aventura, en la Odisea, derivan las sucesivas peripecias del protagonista, que es perseguido por Poseidón en castigo de haberle cegado al hijo. La figura de Polifemo, sea como fuere, conservó siempre cierta comicidad y por ello fué un personaje favorito de la comedia antigua y del drama satírico. En El Ciclope (v.), drama satírico de Eurípides (480-406 a. de C.) que ha llegado hasta nosotros, se refiere la aventura de Ulises, renovándola y adaptándola a la escena mediante un desarrollo dramático más complejo y con la presencia de alegres y despreocupados sátiros. En esta obra Polifemo es más refinado y mundano, más glotón que feroz y víctima digna del Ulises modernizado de Eurípides.
Hacia la misma época, el mito de Polifemo experimentó una modificación radical, sin duda bajo el influjo de nuevas leyendas populares, y así en la comedia nueva y en la poesía helenística le hallamos convertido en un personaje romántico, aunque grotesco, musical y enamorado de la nereida Galatea. Especialmente la literatura helenística se complugo en versificar los desdichados amores de Polifemo. En un idilio de Teócrito el cíclope se ha convertido en un pastor inocente y sentimental, embargado por su amor hacia Galatea, a la que intenta conquistar con sus dones o con otras artes propias de los amantes desdichados y tenaces. Otros poetas dieron a su historia un final trágico, en el que reaparecía algo del antiguo cíclope homérico, ya que Polifemo tenía un rival, el joven Acis, a quien daba muerte un día arrojándole una roca.
En los poetas latinos la historia de Polifemo es tratada a veces como un simple motivo literario, derivado de la poesía bucólica tradicional, pero otras veces se reaviva con elementos nuevos y populares, cada vez más alejados del modelo homérico. También se llamó Polifemo uno de los lapitas de Lar isa, en Tesalia, enviado y amigo de Heracles, el cual tomó parte en la expedición de los Argonautas.
F. Codino