Ogier el Danés

[franc. ant., Oger u Ogier de Denemarche o Le Danois; dan., Holger Danske]. La leyenda le supone hijo de un rey de Dinamarca, y de aquí pro­cede su apelativo. Vasallo de Carlomagno, en 772 se refugió en la corte de Desiderio, rey de los lombardos, a quien ayudó en su lucha contra el poderoso soberano franco.

Aluden a Ogier varios textos medievales franceses, a partir del Cantar de Roldan (v.), presentándolo como uno de los prin­cipales compañeros de Carlomagno. Pero en la poesía francesa Ogier no tarda en ad­quirir vida autónoma, precisamente como rebelde a Carlomagno (v.). Tal aparecía en una composición muy antigua, hoy per­dida, y tal es en el extenso poema (13.000 versos) La chevalerie Ogier de Danemarche, de principios del siglo XIII (v. Ogier et Danés). Frente a estos poetas medievales se halla la Vita Hadriani, un texto que los clérigos lombardos, en Pavía, Mortara y otros puntos, debieron aprovechar amplia­mente, y en el cual el rebelde Ogier se presenta como protector de los dos hijos de Carlomagno perseguidos por su poderoso tío.

La leyenda de Ogier nació así en Italia «del trabajo conjunto de clérigos lombar­dos y de juglares franceses que explotaban las peregrinaciones a Roma» (J. Bédier). Transmitida a Dinamarca en el siglo XIV, la leyenda de Ogier sufrió una transfor­mación radical en manos de varios autores de baladas. En una de éstas, Ogier el Da­nés y Burmand [Holger Danske og Bur- mand], Ogier combate y vence a Burmand, que se había presentado como pretendiente de Gloriant, hija del rey (de Islandia o de Hungría), prometida al rey Karvel, y se contenta con recibir un beso de aquélla como compensación a su hazaña. Como pue­de verse, Ogier, en esta balada, es la en­carnación del más puro espíritu caballeres­co. E

n la otra y más conocida balada, Teodorico el Fuerte y Ogier el Danés [Staerk Didrik og Holger Danske], el héroe com­bate victoriosamente contra las ambiciones de dominio de los alemanes, personificadas, con el anacronismo típico de la poesía medieval, por la figura popularísima y le­gendaria de Teodorico de Verona (v.). En esta balada, que ha sido llamada «el más antiguo cantar patriótico danés» (A. Olrik), Ogier se convierte, pues, en el héroe nacional de su país. Más tarde la leyenda ha añadido el detalle, que hallamos tam­bién en la leyenda de Federico Barbarroja, de que Ogier no murió sino que sigue viviendo en las entrañas de una montaña o en los subterráneos de algún castillo, cuya localización difiere según los autores: en el momento del peligro, saldrá de allí para salvar a su patria.

Además de apare­cer en la literatura medieval francesa, francovéneta y toscana, Ogier se halla en el centro de la Historia de Ogier el Danés [Olger Danskes Krónike, 1534], del danés Kr. Pedersen, y del poema Ogier el Da­nés [Holger Danske], del poeta romántico, también danés, B. S. Ingemann.

V. Santoli