Protagonista de la novela La expedición de Humphry Clinker (v.) de Tobias G. Smollett (1721-1771), es el último personaje creado por la fantasía de su autor.
Abnegado sirviente que acompaña a su dueño Mateo Bramble en el viaje que éste emprende a través de Inglaterra en compañía de su familia, Humphry sabe leer y escribir y es un excelente caballerizo, capaz no sólo de enjaezar un caballo, sino también de herrarlo y curarlo en caso de enfermedad. Conoce algún instrumento musical y un poco de melodía y sabe también cantar antiguas canciones escocesas acompañándose con el arpa, y bailar la giga del país de Gales.
Pero su mayor originalidad consiste en ausentarse de casa para reunir a la gente y predicarles la fe metodista. Aunque las enfermedades, la pobreza y continuas desventuras e injusticias se abatan sobre él, Humphry, a diferencia de Fernando Fathom (v.), conserva una honradez irreprensible. Incluso cuando su paciencia se ve duramente puesta a prueba por una falsa acusación de hurto, acepta dócilmente la prisión y halla la manera de predicar a los demás reclusos y convertirlos a la bondad, a la reflexión y al arrepentimiento.
Y aunque algunas veces su simplicidad le pone en ridículo (como cuando, para salvar a su amo, le pone en trance de ahogarse, o cuando, en su afán de ser útil, rompe valiosos platos de porcelana china), el tono y la mesura con que el humorismo nace de él y sobre él se refleja, están tan bien dosificados que le convierten en el tipo más agradable y sereno de cuantos creó su autor, el cual, con él, nos ofrece por primera vez un carácter humano y no una caricatura. Su modestia y sus desgracias nos hacen pensar en Strap (v.) y uno y otro hallan igual recompensa en su matrimonio con una criada. Cada uno de sus rasgos está limitado por contornos perfectamente diseñados.
L. Cantini