[Philander von Sittewald]. Es el protagonista de La maravillosa y verdadera historia de Filandro de Sittewald (v.), de J. M. Moscherosch (1601-1669). Su vida es el espejo fiel de la existencia del autor, que vivió en uno de los períodos más tristes de la historia de alemania: el de la guerra de los Treinta Años, durante la cual reinó en todo el país, invadido y saqueado por ejércitos extranjeros, el más desenfrenado desorden social y moral, y la misma vida humana se hallaba constantemente acechada y en peligro.
Filandro ve en sueños la vida de su época, observa sus aberraciones y vicios y se lanza generosamente contra los hombres corrompidos, sin parar mientes en las consecuencias de esta audacia. Sin embargo, una voz que sale de su conciencia parece decirle: «La vida no hay que verla en sueños; debe ser vivida en su realidad para poderla juzgar». Y así, Filandro penetra en el torbellino de la guerra y, preso en los remolinos de sus terribles fatalidades, se convierte él mismo en un bribón, como ocurrirá igualmente, después de él y en las mismas condiciones, con Simplicio (v.), sin que, no obstante, llegue nunca a renunciar al propósito y a la esperanza de levantarse nuevamente de la bajeza moral en que ha caído.
Tras esta dolorosa experiencia llevada a cabo consigo mismo, cree haber conquistado verdaderamente el derecho a fustigar los vicios y culpas ajenos, pero, a su vez, es acusado y llamado a disculparse ante el Consejo de Reforma, que, por fin, le absuelve plenamente. Ahora, pues, sus reprimendas se hallan sancionadas por jueces irrecusables, y, por cuanto éstos únicamente consisten en la rectitud de su propia conciencia, puede alegar el triunfo sobre sí mismo para obtenerlo sobre la turba de sus acusadores.
El Filandro de Moscherosch es hermano espiritual del Simplicio de Grimmelshausen; ambos van formando su propia personalidad moral a través del dolor y la culpa, y náufragos, al principio, de la guerra que todo lo destruye, resurgen de las ruinas morales de ésta para representar, como únicos supervivientes, la continuidad de la vida de un pueblo y la esperanza de su restauración.
R. Bottacchiari