Es el nombre del protagonista de la novela caballeresca catalana Curial e Güelfa (v.), que procedente de humilde condición, llega, gracias a su valor personal y a sus gestas, a obtener el amor de Güelfa (v.), hermana del marqués de Monferrato. La primera hazaña importante que realiza Curial es el torneo en defensa de la condesa de Austria que había sido injustamente difamada (episodio éste que procede, al igual que otros, de la Crónica, v., de Desclot).
A partir de esta primera, vendrán las de ritual en los libros del género: su combate con Boca de Far, su vida de caballero errante, su encuentro con el rey Pedro el Grande de Aragón (influencia también de la Crónica de Desclot), su ida a Oriente, su prisión en tierras de moros, su visión del Parnaso (donde tiene que emitir su juicio sobre quién fue mejor caballero, si Aquiles o Héctor), su lucha contra los turcos, etc.
Y todo ello mezclado con situaciones sentimentales, pruebas amorosas, celos, tentaciones contra la fidelidad. Curial, comparado con Tirante (v.), queda mucho menos perfilado que éste, de la misma manera que la novela en general queda mucho menos matizada que la de Martorell y Galba y los elementos renacentistas que en ella encontramos todavía aparecen mal soldados dentro de la trama tradicional y discontinua de la obra. Sin embargo, los caracteres, en algunos momentos, al igual que los ambientes, cobran verosimilitud e individualidad.
Así el autor acierta en muchas ocasiones al presentarnos los análisis que el protagonista hace de su situación, o bien al representarlo como una persona tímida. Pero lo que mejor representa el protagonista y lo que mejor ha sabido plasmar el autor es un ejemplo de hombre que consigue elevarse de su condición social.