[Claudius]. Personaje del Hamlet (v.) de William Shakespeare (1564-1616). Indudablemente deriva en forma más o menos directa del Asesinato de Gonzaga, el drama que se recita en Hamlet y que está fundado en una fuente italiana hasta ahora desconocida.
El asesino del rey en la leyenda danesa (v. Hamlet) era sin duda un hombre astuto, pues no en vano Saxo Grammaticus dice de él: «El hombre ocultó la monstruosidad de su delito con una actitud tan audaz, que fingió benevolencia para excusar su crimen, y con apariencia de rectitud intentó enmascarar su fratricidio». Pero el usurpador asesino de la leyenda era esencialmente un hombre violento, mientras que el Claudio del Hamlet está «italianizado», para decirlo con adjetivo corriente entre los autores isabelinos.
No le faltan el valor ni el talento; pero es un lujurioso, y se sirve de espías y escucha detrás de las cortinas; si hay que cometer un crimen, procura que sea otro quien lo ejecute, y recurre preferentemente al veneno, ya sea en una copa, ya en la punta de una espada. Su manera de quitar de en medio a su hermano es típica de la visión inglesa del Renacimiento italiano («Italia, academia de homicidios, palestra del delito, botica de venenos para todas las naciones», escribía Thomas Nashe (1567- 1601), en una frase que resume el pensamiento de toda la época): se trata de una traición sutil y «maquiavélica»
. Claudio es justamente un «político» en el mal sentido de la palabra, un demonio afeminado, rijoso y pérfido. Mientras Laertes (v.), sanguíneo y violento, sirve de contraste al «melancólico» Hamlet (v.), revela gran destreza por parte de Shakespeare el haber hecho del antagonista de Hamlet un hombre de profunda habilidad, con lo cual el drama se centra en el duelo mortal entre dos adversarios de consumada astucia.
Una interpretación moderna que se aparta considerablemente de la tradicional es la de G. Wilson Knight, que ve en Claudio el tipo del hombre de acción apegado a la vida, que no quisiera otra cosa sino hacer olvidar su delito comportándose como un soberano perspicaz y magnánimo, en contraposición a Hamlet, que encarna la inteligencia destructiva e inhumana. Claudio, según este punto de vista, sería el elemento positivo —lleno de humanidad a pesar de todos sus defectos — y Hamlet el elemento negativo; aquél sería la vida, éste la muerte.
M. Praz