Clara Middleton

[Claire Middleton}. Personaje de la novela El egoísta (v.) de G. Meredith (1828-1909). Es una joven más delicada que bella, pero superior a las be­llezas de salón, amable, inteligente y ade­más dotada de una profunda y pronta sensibilidad.

Aunque ulteriormente va adqui­riendo decisión y aplomo, al principio es tan flaca de voluntad que acepta un noviazgo que no siente: para justificarse, se repite constantemente: «Soy amada y esto me basta». Pero la posesión que Willoughby (v.) va tomando de ella, de su libertad y de sus opiniones, no tarda en parecerle in­soportable. Mientras se ve obligada a ren­dirse a su egoísta y avasallador pretendien­te, el peligro de perder la sinceridad, el dominio y la espontaneidad de sus senti­mientos le hace valorar la medida del sa­crificio y del estado de perenne inferiori­dad que de él derivaría.

Y entonces surge en ella la rebelión al tradicional estado de sumisa aquiescencia femenina; una mujer joven, una mujer no conformista se su­bleva en nombre de su sexo porque «siente que su destino está siendo encerrado con su mente en un molde más estrecho que su propia persona». Y mientras, por su since­ridad y modestia, teme parecer inconstante y voluble, se grita a sí misma: « ¿Puede una mujer tener una vida íntima separada e independiente de la de aquel con quien está ligada?» «Mi espíritu es mío, esté o no casada». «Debo ser yo misma».

Pero a pe­sar de todo su reacción surge de un deseo de amar y su grito de libertad es el grito de toda la humanidad femenina que quiero liberarse de la ingrata tradición del si­glo XVIII, que permitía definir la mujer a la antigua, como Mrs. Mountstuart: «A dainty rogue in porcelain» («Una vaga bribonzuela de porcelana»). El vigoroso y delicado personaje de Clara representa uno de los problemas centrales de la obra de Meredith, el cual, precisamente porque ha­bía intuido la compleja y reprimida psico­logía femenina y porque había interpretado sus exigencias, se proponía luchar por la causa de su mejora social y moral.

Mere­dith crea con Clara una imagen femenina nueva, viva y vibrante de modernidad, es­tremecida e impaciente por liberarse, an­helosa de vivir su vida y recobrar su per­sonalidad y dotada de una clara conciencia de sus aspiraciones «que le da derecho al gorro frigio en un desfile revolucionario de París». Este personaje reaparecerá bajo la pluma de Meredith en la figura de Diana de Crossways (v.), protagonista de la no­vela que lleva su nombre (v.).

L. Cantini