Protagonista de la tragedia del mismo nombre (v.) de Fierre Corneille (1606-1684), organiza una conjuración contra Augusto para vengar a su antepasado Pompeyo, devolver la libertad a Roma, y sobre todo para merecer a Emilia, hija de un hombre proscrito por el emperador, la cual ha puesto a su amor aquel precio.
Cinna resiste a la bondad de Augusto y le aconseja que conserve el Imperio, que’ él se muestra dispuesto a abandonar, para poder así arrebatarle a la vez la vida y el poder. Descubierto, acepta su responsabilidad y la pena correspondiente, pero le vence la clemencia de Augusto, que, superando a todos los demás personajes de la obra, oscurece un poco su figura de ingenuo declamador, honradamente vacilante entre el delito que le repugna y el amor que le impulsa a aquél.
Con Cinna nace el personaje del teatro romántico, figura que existe sólo como contraste de pasiones y de situaciones sin salida, y como resultado de los acontecimientos más que como suscita- dora de éstos. La fuerza de Cinna no reside en su carácter, sino en su capacidad de sentir profundamente y con angustia tan exaltada como incapaz unos hechos inconciliables hasta el absurdo.
Pasivo ante la vida que se le impone, sólo se manifiesta activo en su exaltación lírica y retórica, y desaparecería totalmente si un acontecimiento extraño no viniera a enfrentarle con una serie de dilemas y no le diera aquel íntimo sufrimiento que le hace falta para vivir.
U. Dèttore